Editorial: Café con Leche.
Fecha de publicación: Junio 2017.
Págs.: 239
Precio: 17,90€
ISBN: 9788494685583
Tema de la antología: Relatos inspirados en canciones pop.
Para ser sinceros, he de confesar algo:
cuando por primera vez vi esta convocatoria y el tema propuesto, me pareció
algo tan delirante como fuera de mis intereses. Estaba equivocado, desde luego.
Unas semanas después, retomé la idea, escribí un relato un poco fuera de mi
línea y… aquí estamos. Dentro de una colección de relatos de temática variada
pero con un denominador común: la música. Cada uno de los autores ha reflejado
su visión o su estilo apoyándose en una canción, bien en la letra bien en lo
que la música supuso en su vida o la historia sugerida. El resultado es un puñado
de historias tristes o divertidas, oscuras o futuristas, románticas o de
corazones rotos. Se trata de un libro entretenido, fácil de leer, que le lleva
a uno a esos años dorados y esos momentos que marcaron una época.
Vidal Fernández Solano, “Hoy no me puedo levantar”: Hay
despertares agradables y otros que no lo son tanto. La protagonista de este
relato lo va a averiguar. Humor, terror, ambiente ochentero… en fin, para no
dejar nada en el tintero.
Diana Gutiérrez, “Waterloo”: Los temas de Abba casi siempre
son de llorar, dice la autora. A mí me dan más ganar de llorar con Chiquitita, pero todo es opinable. Una
historia romántica encuadrada en Londres y con un trasfondo de juventud
emigrada por falta de oportunidades en la madre patria.
Manu Riquelme, “El diario de Mandy Hill”: Aunque en algunos
momentos la historia tiene algún matiz un tanto delirante, en general es una
historia del tipo Carrie, tan
convincente que, lo confieso, llegue a buscar en internet si Mandy Hill había
llegado a existir.
Anna Roldos, “Buscamos batería”: Buscan batería, pero nos
les duran ni dos asaltos. ¿Por qué? El protagonista de la historia lo irá
descubriendo poco a poco, hasta llegar a una situación inesperada. Hasta aquí
puedo leer.
José Manuel Sala, “La ruta”: No hay mucho que decir sobre
esta historia, excepto que tiene un planteamiento similar a La colmena en versión bakalaera, y que
¡Sorpresa! Por fin encuentro a alguien que recuerda la Cherry Coke, algo
desplazada en el tiempo pero ahí está.
Ariza Piñeiro, “Flores pisoteadas”: Historia noir por excelencia, con un único
defecto, a mi juicio: ese final en primera persona que no resulta convincente
justo por eso, por estar en primera persona. Si te gustan los relatos
policiacos, este es el tuyo.
Laura López Alfranca, “Hola”: Ciencia ficción, un reality
espacial y una situación extraña que se acaba convirtiendo en habitual en
nuestra vida. ¿Acabaremos así en el futuro? Miedo me da.
Yolanda Camacho, “Porque te vas”: Vampiros petardos con
aires filosóficos, una situación “anómala” que no sabemos cómo puede
resolverse… sigan, sigan, hasta el final.
Alex Hernández-Puertas, “¿Podrás perdonarla?”: Historia
futurista y post-apocalíptica, divertida, curiosa y con un final de esos que no
le dejan a uno indiferente.
Ignacio J. Borraz, “El tiempo que tuvimos”: Marginación e
inmigración, dos problemas sociales de actualidad son los que inspiran este
relato, a veces duro, a veces triste.
Alberto López, “Sense Eyes Killed The Holo Star”: Otro di ciencia
ficción. La tecnología hace avanzar la humanidad, pero a veces también la
atropella sin contemplaciones, todo ello revisitado desde la óptica musical en
la línea de la famosa canción de The buggles.
Como colofón, mi sensación de un
trabajo no solo bien, hecho, sino bien presentado y trabajado por parte de la
editorial. Aunque parezca lo normal, como sería lógico, no es un caso tan
frecuente. Lo dice alguien que lee antologías con bastante frecuencia.