BUENAS A TODOS
EN ESTE CALUROSO PRIMERO DE JUNIO, QUIERO COMENZAR AGRADECIENDO A TODOS LOS QUE ESTÁIS AHÍ POR LEER MI REALTO "ADIÓS", QUE HA PERMANECIDO DURANTE TODA ESTA SEMANA (AÚN ESTÁ AHÍ) ENTRE LOS CUATRO MÁS LEÍDOS EN EL CONCURSO "ESTA NOCHE TE CUENTO". ESTOY MUY SATISFECHO POR ELLO, TANTO SI LO ELIGEN COMO SI NO. EN ESTE SEGUNDO CASO, YA TENGO OTRO PREPARADO PARA EL MES DE JUNIO. EL PRÓXIMO VIERNES OS CONTARÉ.
AHORA VAMOS A LO NUESTRO DE CADA VIERNES. DESPUÉS DE "LIQUIDAR" A LA BESTIA (JEJEJ), COMENZAMOS CON UNA NUEVA HISTORIA.
OJALÁ SEA DE VUESTRO AGRADO.
HASTA PRONTO
JACK VUELVE.
- Caducas exanimas vitas aetas anima…
Durante unos instantes, el silencio se hizo palpable en la habitación. Todos los presentes contuvieron la respiración en espera de una señal, algo que justificase su presencia allí.
- Si estás ahí, muéstrate…
La voz de la médium se tornó grave y densa. Parecía hablar hacia el interior de sí misma. Las ocho personas allí reunidas sintieron, más que oír, el eco de las palabras arrojadas al aire. Palabras que permanecieron suspendidas. Nada singular ocurrió.
Lady Faith Thornton había acudido a aquella sesión de espiritismo porque su amiga Constance le había suplicado que la acompañase, no porque estuviese especialmente interesada en lo relacionado con el esoterismo, sino más bien porque estaba interesada en Lord Percy de LaRue, un joven aristócrata francés afincado en Londres. Él era quien había organizado la reunión, junto con algunos amigos y amigas pertenecientes a su círculo personal. El hermano de Constance, James, era amigo suyo y ella se las había apañado para que la incluyeran en el elenco. Pero ninguna dama que se preciase podía dar a entender de una manera evidente que andaba detrás de un joven so pena de parecer demasiado… desesperada, así que la excusa fue Faith. Ella era la supuesta aficionada al mundo de los espíritus.
Lady Faith estaba al borde de la exasperación. Llevaban tres cuartos de hora escuchando invocaciones y rituales que supuestamente debían atraer al fantasma que habitaba la mansión que Lord Percy había heredado de su bisabuelo materno y en la cual vivía él sólo con la servidumbre.
Habían subido a un viejo desván polvoriento que las doncellas habían adecentado para la ocasión: habían retirado los objetos allí almacenados a un lado, limpiado y acomodado una mesa con nueve sillas en el centro.
Todos se veían embelesados por la verborrea de la médium. La escena se había preparado de un modo teatralmente perfecto: unas velas sobre la mesa eran la única iluminación, confiriendo a los rostros de los allí reunidos un aire malvado y misterioso.
Faith no pudo contener un bostezo. Lo cubrió discretamente con una mano, pero el gesto no pasó desapercibido. La médium, de nombre Therese, la agasajó con una mirada furibunda.
- ¡Silencio! ¡La concentración debe ser absoluta! Intuyo que algo se acerca… Cerremos el círculo.
Asió las manos de sus vecinos de mesa, gesto que se fue extendiendo alrededor de la mesa. Constance, estratégicamente, se había situado junto a Lord Percy, y dirigió una mirada de inteligencia a Faith cuando él tomó su mano. Una casi imperceptible sonrisa asomó a sus labios.
- Ahora ven y dinos quién eres, revela porqué permaneces en esta casa, ofrécenos una señal de que nos escuch…
El gritó los pilló por sorpresa. Casi se cayeron de la silla.
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