BUENOS VIERNES
SEMANA TRANQUILA, SIN NOTICIAS NI NADA ESPECIAL QUE CONTAR. "JACK VUELVE" SIGUE HACIÉNDOSE MÁS Y MÁS GRANDE, ASÍ QUE SU FECHA DE ACABADO (DEL PRIMER BORRADOR) SE ATRASA UNA Y OTRA VEZ.
TAMBIÉN CUENTA EL HECHO DE QUE VAYA ESCRIBIENDO ESTE "SOMBRAS" SEMANA A SEMANA, ASÍ COMO OTROS PROYECTOS, CONCURSOS NUEVOS Y OTROS PENDIENTES... CRUZARÉ LOS DEDOS, A VER SI LA PRÓXIMA SEMANA OS TRIGO BUENAS NOTICIAS.
HASTA PRONTO. OS DEJO CON "SOMBRAS"..
Iba
a darse la vuelta para seguir a su madre cuando reparó en un objeto que se
hallaba en el suelo, exactamente en el lugar donde segundos antes aquel
fantasma permanecía de pie. Estaba tan absorta en lo que el hombre decía que no
había reparado en ello. Se agachó y lo tomó en la mano. Se trataba de un
broche, un broche de mujer. Era una pieza de borde metálico dorado, con láminas
de piedra engastadas. Poseía la forma de una mariposa, no de una bonita
mariposa de colores sino una tosca, negra, con antenas gruesas y peludas. Sobre
el tórax se veía un extraño dibujo que a Lorraine le trajo a la memoria una
calavera. Las piedras oscuras refulgían bajo la luz que penetraba por la
ventana arrancando destellos irisados a la joya. Algo en la memoria de la niña
se encendió, no fue capaz de localizarlo en ese momento pero sabía que aquella
mariposa no era una especie cualquiera, era una polilla a juzgar por su forma y
sus antenas, pues lo había estudiado en clase de ciencias no mucho tiempo
antes, pero no era eso lo que la inquietaba.
Acarició
las alas con suavidad. Estaban frías como el hielo y un escalofrío sacudió su infantil
cuerpo. Entonces supo que no era por el frío. No era una casualidad que la
mariposa estuviera en sus manos. No pertenecía a su madre, jamás la había visto
antes y si Susan la hubiera comprado recientemente se la habría mostrado,
siempre lo hacía. El fantasma de aquel hombre era el que había depositado eso
sobre el suelo, Lorraine tuvo la certeza de que así había sido. Y si lo había
hecho era por algún motivo, quizás una advertencia, quizás por otra cosa que en
aquel momento se le escapaba. La guardó en el bolsillo de sus pantalones y
acudió a la cocina para tomar la merienda con su madre. Pasó el resto de la
tarde con el pensamiento puesto en aquel hallazgo y en su significado. Si tan
siquiera pudiera recordar el detalle de la polilla… Lo sentía bailar dentro de
su cabeza, pero se negaba a salir del rincón donde se había ocultado. Realizó
sus tareas escolares como cada tarde, cenó, se duchó y se fue a dormir, aunque
tardó mucho en conciliar el sueño.
Despertó
de súbito, sobresaltada, con la sensación de que había oído un golpe, aunque
quizás lo había soñado. Permaneció inmóvil, a la expectativa, por si volvía a
escucharlo. Quizás había sido su madre, pensó, que se había levantado para ir
al cuarto de baño y había tropezado con algo en medio de la noche. Se esforzó
por captar algún sonido proveniente de la habitación contigua pero al final se
convenció de que simplemente lo había soñado, no se escuchaba nada. Dio media
vuelta en la cama y se acurrucó entre las sábanas, abrazada a su Winnie de
Pooh.
Apenas
había tenido tiempo de hundirse en las profundidades del sueño cuando lo oyó,
esta vez con claridad. Provenía de la planta inferior, sin duda. Un minuto
después se repitió. Se trataba de un sonido familiar pero impropio en aquel
momento. Lorraine podía jurar que lo que estaba oyendo eran los cajones de la
cocina, el golpeteo que producían al cerrarse. Miró el despertador. Las tres de
la madrugada. Era imposible que su madre estuviera en la cocina, y menos
cerrando cajones y puertas con tan poco cuidado. El miedo se apoderó de ella.
Obviamente, era Sarah o el hombre de por la tarde quien se dedicaba a trastear
en la cocina, o quizás…
Entonces
Lorraine reparó en un detalle. Algo inquietante teniendo en cuenta las
circunstancias. Los fantasmas que había visto habían aparecido delante de sus
ojos y le habían hablado, pero en ningún momento habían entrado en contacto con
nada material. No habían tocado mueble u objeto alguno de la casa. Cierto que
tras la última aparición había encontrado el broche, pero no había visto a
aquel hombre ensangrentado con él en la mano, ni tampoco lo había depositado en
su presencia. Ella había supuesto que había sido él quien lo había dejado en el
suelo del cuarto de baño, pero solo por una sucesión temporal de hechos.
También podía habérsele caído a su madre o haberlo traído otra persona. Se
arropó hasta cubrirse la cabeza. Eso implicaba que alguien podía entrar y salir
a su antojo de la casa, y quizás ese alguien se encontraba ahora mismo en la
planta baja, haciendo sabe Dios qué.
Sopesó
la posibilidad de despertar a su madre, pero en vista de las experiencias
anteriores consideró que era una estupidez. Lo único que se ganaría era una
buena reprimenda para nada, pero no era menos cierto que se sentiría más segura
con ella al lado. Lo descartó, se dio cuenta de que si su madre estaba presente
la aparición de turno se esfumaría y ella quedaría como una idiota. A fin de
cuentas, ninguno de sus visitantes había mostrado ningún indicio de conducta
violenta contra ella, excepto quizás lo que había ocurrido aquella noche,
aunque Lorraine no podía recordarlo, era como si su mente lo hubiera borrado a
conciencia. Encendió la lámpara de la mesilla. Tenía que averiguarlo por sí
misma, de nada servía apelar a su madre. Se calzó las zapatillas y se puso la
bata, hacía un frío endemoniado en la casa, si bien ella lo achacó a que la
primavera aún o se había adueñado de su territorio.
Temblando
de pies a cabeza, salió de su cuarto y descendió los peldaños con el mayor
sigilo posible para no despertar a su madre.
Hala!!! Y aquí nos plantamos. ¡Vaya, vaya! Ahora a esperar otra semana.
ResponderEliminarVes como hago bien en dejar pasar semanas para luego leérmelas de un tirón.
Muy intrigante.
Gracias por compartir.
Un abrazo.
Buenísimo! !!
ResponderEliminarHasta el próximo capítulo! !
Un beso.
Hola Kary!!! Celebro que te guste. Cuando acabe te lo paso completo. Besos
EliminarGracias por leer, Ric!!! Esto es al gusto, unos prefieren un chupito cada semana y otros prefieren borrachera total, jaja.
ResponderEliminarUn abrazo!