A PUNTO ESTÁN DE LLEGAR LOS REYES MAGOS, ESPERO QUE HAYÁIS SIDO BUENOS ESTE AÑO, JEJE
COMO NO HAY NOTICIAS SEÑALADAS ESTA SEMANA (LUEGO VENDRÁN TODAS JUNTAS Y SERÁN PÉSIMAS, PARA VARIAR), OS DEJO SIN MÁS CON EL TROCITO DE "EL OTRO LADO"
HASTA PRONTO
La
dama presente tras el cristal, pues su indumentaria no ofrecía duda alguna
acerca de su alcurnia, no hizo movimiento alguno… al principio. Laura no podía
creer lo que sus ojos presenciaban. En el espejo se reflejaba una mujer con un
elegante vestido rojo, de corte medieval, al igual que su peinado, recogido en
la parte alta de su cabeza y sujeto con una redecilla. La expresión de su
rostro era altiva, incluso soberbia. Sus labios se veían fruncidos en un gesto
que Laura interpretó como de reprobación, si bien no alcanzó a entender el
porqué de dicha actitud. Permanecía de pie con las manos cruzadas por delante
del brial carmesí que la cubría.
La
habitación que albergaba a la dama del espejo no era la de Laura. Tal
circunstancia la llevó a volverse de forma automática, sintiéndose transportada
por un momento a otra época y a otro lugar. Superada la indecisión, su primer
impulso fue acercarse a tocar la pulida luna que la separaba de aquella curiosa
aparición, si es que podía tildarla de aquella manera. Se miró a sí misma, en
camisón y despeinada, y no pudo evitar comparar su presencia con la apariencia
majestuosa de aquella mujer que la observaba, inverosímil, desde el otro lado
de aquel espejo.
—No
puede ser —murmuró mientras se frotaba los ojos con el revés de la mano—, me
estoy volviendo loca.
No, querida, tus ojos
no te engañan. Realmente estoy aquí. La voz no sonó
físicamente en el dormitorio de Laura, no se transmitió a través del aire como
hacen todos los sonidos. El eco se produjo dentro de su mente, con una claridad
indiscutible. Laura tuvo que pestañear un par de veces antes de que las
palabras saliesen por su boca.
—Es
imposible. Esto tiene que ser un sueño.
Estás en lo cierto.
Pero aquí estoy. Las reglas del universo que tú conoces no son válidas aquí.
Muy dentro de ti, conocías mi existencia. Por eso compraste el espejo. Por eso
te llamó la atención cuando lo viste en aquella tienda. Te estaba esperando.
Hace mucho tiempo. Pero ahora, por fin, ya estamos juntas. Como debe ser.
Laura
sintió que el débil nexo que aún la ataba a la realidad comenzaba a romperse.
Una lágrima luchó por desbordarse y al final logró precipitarse por su mejila.
Entonces se desmayó.
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