Como
en El Señor de los Anillos, película que casi todos habréis visto, me siento
una especie de Frodo que hace caer las Dos Torres, la de Isengard y la de
Mordor. Nunca he estado en la comarca ni tengo los pies peludos, así que os
explico:
Al
principio de este año me hice un propósito (literario, quiero decir). Este
consistía en conseguir entrar en las selecciones de dos concursos que yo
consideraba «inaccesibles», y en ver publicada mi segunda novela. Pensé que con
eso ya me podía dar con un canto en los dientes dentro de un mismo año.
La primera de esas «torres» era
Hislibris, un concurso de relato histórico en el que es muy difícil
clasificarse en la primera criba hecha por el público del foro y casi imposible
pasar el listón establecido por el jurado. Ese obstáculo lo superé, contra todo
pronóstico, en el mes de febrero, con la inclusión de mi relato «La eterna
sonrisa” entre los dieciocho que formaron el libro que resultó del concurso. Relatos
variados, divertidos, geniales en su mayoría.
La segunda de las torres era un
hueso duro de pelar. Se trataba de la antología periódica «Calabazas en el
trastero», que se convoca cada cuatro meses con un tema diferente. Precisamente
a través de esta publicación y del foro Ociozero fue donde entré en contacto con
el público, echándome «a la calle» con mis pequeños monstruitos. Casualmente
encontré la convocatoria «Catástrofes naturales», muy ad hoc para un relato que
acababa de escribir. Desde entonces lo he intentado en muchas ocasiones, sin
éxito, a saber: Empresas, Horror Cósmico, Supersticiones, Creaturas, Mitos de
Cthulhu, y Fútbol, en algunas de ellas
incluso con dos relatos escritos para la ocasión.
Tras esto, el desánimo me invadió y
abandoné la idea de participar en un Calabazas, hasta que vi la convocatoria
especial Steampunk, género que me encanta. Entonces envié «La conciencia de las
máquinas» y… ahí está.
No sé si la moraleja es que hay que
seguir insistiendo o ha sido solo una coincidencia. Lo cierto es que aún me
queda vencer a Sauron para completar el sueño, Mi sueño. Pero eso tendrá que
ser después del verano, el calor puede conmigo un poco más cada año. Ya os iré
contando.
Mientras tanto, como dicen los
toreros «Va por vosotros».
Hasta pronto.