viernes, 22 de marzo de 2013

JACK VUELVE XVIII

   HOLA A TODOS
   ESTA SEMANA OS ENVÍO EL CONSABIDO TROCITO DE JACK VUELVE POR CONTROL REMOTO, PROGRAMÁNDOLO EN EL BLOG. SIN NOTICIAS POSITIVAS O INTERESANTES QUE COMENTAR, EXCEPTO QUE LA SEMANA QUE VIENE NOS DAREMOS UN RESPIRO Y VOLVEREMOS YA A LA SIGUIENTE, PASADA LA SEMANA SANTA.
   AQÚI OS LO DEJO. QUE LO DISFRUTÉIS...
 
—¿Es que no tiene usted ojos en la cara, pazguato? ¡Mire lo que ha hecho!
            El joven que se hallaba detrás de Faith era alto y bien parecido. De complexión atlética y pelo corto y oscuro. Un fino bigote vigilaba la parte inferior de su nariz. Para completar la panorámica, Fatih observó unos ojos de un intenso azul que semejaba el cielo que se desplegaba sobre sus cabezas, limpio y puro. La madre naturaleza hizo sonar campanillas en el interior de Faith.
            El joven se apresuró a sacar un pañuelo de su chaqueta y se lo ofreció a Fatih. Se deshizo en disculpas de forma atropellada, con el rostro enrojecido por el apuro.
            —Lo siento muchísimo… yo… no pude evitarlo… me empujaron.
            —¡Es usted un botarate! —exclamó Percy con la mayor indignación que pudo— La exclusividad de este club se está echando a perder. ¡Dejan entrar a cualquiera! Tendré que hablar personalmente con el presidente para expresarle…
            —Cálmate, Percy —Faith puso una mano sobre el antebrazo de él en un gesto apaciguador—, estoy segura de que el caballero en ningún momento tuvo intención de ofender a nadie, ¿no es cierto, señor…?
            —Hedges, Alfred Hedges, para servirla. De verdad que lamento muchísimo lo ocurrido. Si hay algo que yo pueda hacer par ayudarla…
            —Para empezar —Percy siguió en sus trece—, además de una disculpa bien podía usted ofrecerse a pagar el vestido estropeado. La tarde en el club ya nos la ha echado a perder…
            —¡Basta ya, Percy! —Faith le reconvino y la brusquedad del gesto hizo que él enarcara las cejas, sorprendido—. Solo se trata de una mancha, y con este calor se secará en un santiamén —entonces Faith reparó en un detalle curioso y vio la oportunidad claramente delante de sus ojos—. Y dígame, señor Hedges, ¿ha venido usted solo? No veo que esté acompañado por nadie.
            —En efecto, soy nuevo en la ciudad. He venido a pasar una temporada con mi abuela. Vive en las afueras, en el campo. Fue ella quien sugirió que viniera al club. Dijo que lo más selecto de la sociedad londinense acude aquí regularmente. Y veo que no se equivocaba. Me indicó que este sería un buen lugar para conocer gente de buena familia.
            —Su abuela debes ser una mujer sabia, a juzgar por sus consejos. Siguiendo nuestra conversación, sí que hay algo que quizás pudiera usted hacer por mí.
            —Lo que desee lo haré encantado —afirmó él ladeando la cabeza con galantería— con tal de compensar mi terrible error.
            —Podía usted traerme otro vaso de limonada. Esta tarde hace un bochorno insoportable. El aire no se mueve en absoluto. Creo que iré asentarme en aquel banco —y señaló uno situado a la sombra de un bosquecillo de tilos—. Le esperaré allí, si no le parece mal.
            —¡Pero Faith! —exclamó Percy, ofendido— ¡Eso es totalmente inadecuado! Iremos todos a sentarnos allí.
            —¡Oh Percy, pero yo quiero seguir viendo el partido! —Constance se apresuró a aprovechar la oportunidad de quedarse a solas con él, pues James se había acercado a Melissa y charlaba animadamente con ella y con el resto de los que se hallaban sentados a la mesa de los Lakebold— ¿Me vas a dejar sola a mí?
            —Vamos, Percy —Faith ofreció una sonrisa de complicidad con su amiga—, no temas. Estamos a la vista de todo el mundo y a solo unas decenas de metros de aquí. No creo que mi honra se resienta por ello, querido. Quédate con Constance, sé bueno.
            Y así es como el agente Hedges se introdujo en el círculo de amistades de Faith. En un círculo muy cercano. Su coartada fue perfecta, pues, efectivamente, su abuela vivía en el campo. Pero ya se encargaría él de que Fatih no llegara a conocerla.

viernes, 15 de marzo de 2013

JACK VUELVE XVII

   HOLA A TODOS
   EN VÍSPERAS DEL PUENTECILLO DEL DÍA DEL PADRE, VOLVEMOS CON UN PEDACITO MÁS DE ESTA HISTORIA DE AMBIENTACIÓN VICTORIANA TAN INUSUAL EN MI ESTILO. ESTA SEMANA FAITH CONOCE AL QUE QUIZÁS SEA EL HOMBRE DE SU VIDA... ¿O NO?
   NO OS LO PERDÁIS
   HASTA PRONTO
 
Habían transcurrido unas semanas desde el incidente de la casa de campo. Faith se había recuperado y todos habían guardado en su memoria los acontecimientos bajo la etiqueta de “un mal sueño”. Después de encerrar el recuerdo bajo varias llaves, las arrojaron bien lejos para así asegurarse de que jamás volvieran a aparecer. El verano avanzaba y el calor se hacía opresivo en las horas centrales del día. En el club de campo, a la sombra de unos arces, Faith, en compañía de Constance, Percy y James disfrutaban de un partido de cricket.
            Constance había conseguido hacerse habitual en la compañía de Percy. Aún no había conseguido acercarse tanto como hubiera deseado, pero en sus propias palabras “era una cuestión de tiempo y de trabajo”. A Faith le había parecido en extremo gracioso que su amiga se tomase la relación como un “trabajo”. Mientras tanto, Percy se veía relajado junto a ella, pero no muy amoroso, según Faith lo veía. Por supuesto, esto no se lo había mencionado a su amiga, y pondría sumo cuidado en no hacerlo. Ya se encargaría el tiempo de poner las cosas en su sitio.
            James, por su parte, estaba más pendiente de Melissa Lakebold, la heredera única de la inmensa fortuna de la familia. Melissa se hallaba sentada, junto con sus padres y unos amigos de la familia, alrededor de una mesa arropada por una enorme sombrilla con flores estampadas. Se encontraban a pocos metros del grupo de Faith, tomando un refrigerio bajo la protectora sombra. Melissa miraba con atención el fondo de su vaso, como si el futuro se hallase allí escondido y ella pudiera leerlo. Faith no sentía excesiva simpatía por ella, la veía como una cursi malcriada y estirada, cualidades estas que a su modo de ver afeaban enormemente a una señorita. No era capaz de imaginarse qué podía ver James en ella. Dinero y más dinero, suponía. Pero Faith era una romántica, estaba convencida de que el dinero no traía la felicidad. Levantó el vaso de limonada que sostenía en las manos y se lo acercó a los labios para darle un pequeño sorbo cuando se vio empujada hacia adelante. Una pequeña cantidad de limonada se derramó sobre la pechera de su vestido. La mancha originada parecía crecer por momentos.
            —¡Lo siento! ¡Dios mío, discúlpeme, soy un torpe! ¡Oh, vaya, su precioso vestido!¡Se ha echado a perder!
            La voz correspondía a un varón. Faith se dio media vuelta para quitarle importancia al asunto cuando su hermano intervino.

viernes, 8 de marzo de 2013

JACK VUELVE XVI

   BUENOS VIERNES
   SEMANA ESTA QUE HA PASADO LLENA DE TRANQUILIDAD Y CREATIVIDAD LITERARIA. CON UN PROYECTO EN MARCHA Y VARIOS EN MENTE, SIN PERDER DE VISTA EL PROGRESO DE MOLOBO. LA PROXIMA SEMANA SE AVECINAN VARIOS FALLOS CONCURSALES, ES DECIR, PREPARADO PARA LA FRUSTRACIÓN.
   AQUÍ OS DEJO UN NUEVO PEDACITO DE JACK VUELVE...
 
—Ponte buena, hija mía, tenemos toda una vida por delante.
            Faith se rebulló entre las sábanas, inquieta, ajena a todo que sucedía fuera de sí misma.
            —No… no… ¡déjame! ¡apártate de mí! —entre sueños, su voz sonaba pastosa, diferente.
            Sir Richard sintió cómo su corazón se encogía. «Es por la fiebre. Delira». Se dispuso a cambiar el paño de la frente por otro fresco cuando ella, dormida, le sujetó la muñeca con una fuerza que le dejó boquiabierto. Jamás habría supuesto que una joven de las características de Faith pudiera atenazar el brazo con semejante dureza. Intentó zafarse de aquella garra que lo aprisionaba, pero lo que ocurrió entonces lo dejó paralizado por la sorpresa.
            Faith abrió los ojos y se fijó en él con una mirada desorbitada, vacía de expresión. Seguía dormida, pero a Sir Richard un escalofrío le partió la espalda en dos. Ella se incorporó, hasta quedar sentada en el lecho,  sin soltarle. Tanto le apretaba que Sir Richard no pudo evitar pensar que le estaba haciendo daño en la muñeca. El estómago se le hizo un nudo cuando una voz seca y llena de odio salió de la garganta de su hija.
            —¡Te mataré! No te atrevas a interponerte o te mataré! ¡Lo juro!
            Sir Richard quedó prendido de aquellos ojos, asustado como un conejillo al que el zorro tiene acorralado. Aquella mirada no era la de su querida hija. De un modo inconsciente pensó, sintió, que el mal se había hecho presente en aquella habitación de un modo subrepticio, sin que pudiera precisar cómo o en qué momento eso había ocurrido. Los suaves rasgos de Faith se veían tensos, congestionadas de una manera tan violenta y grotesca que él pensó que no la reconocía.
            Estaba a punto de tomar a su hija por los hombros y sacudirla para que despertara cuando todo pasó. La ráfaga de violenta ira se disolvió en un instante, tal y como había aparecido. El rostro de Faith de nuevo era el mismo de siempre, su cuerpo cayó lánguido sobre la cama y de nuevo cerró los ojos para proseguir con su sueño, más tranquilo el resto de la noche.
            Sir Richard notó como la sensación de vacío sucedía a la sorpresa, a la estupefacción y al miedo, dejándole una especie de resaca, una sensación de extraña lejanía, como si todo no hubiera sido más que un mal sueño del que acababa de despertar. Le pareció en aquel momento ser un náufrago que ve alejarse la tormenta desde la playa donde fue arrastrado por las embravecidas olas. Miró a su hija de nuevo. Dormía. Esta vez, con una expresión pacífica pintada en el rostro.
            El que no pudo dormir bien ni esa noche ni en mucho tiempo fue Sir Richard.

viernes, 1 de marzo de 2013

JACK VUELVE (XV). EL RETORNO...

   HOLA A TODOS!!!!
   LO PROMETIDO ES DEUDA! HA VUELTO JACK, CON SUS INTRIGAS Y SUS VISIONES. HACEMOS UN POCO DE MEMORIA, AUNQUE PODÉIS LEERLO DE NUEVO EN EL MENÚ DE LA DERECHA. ESTA HISTORIA OCUPÓ LAS PÁGINAS DEL BLOG DURANTE LOS MESES DE JUNIO A MEDIADOS DE SEPTIEMBRE DE 2012.
   FAITH, UNA JOVEN DAMA DE LA ALTA SOCIEDAD BRITÁNICA DE FINALES DEL SIGLO XIX, TOMA PARTE EN UNA SESIÓN DE ESPIRITISMO. DESDE ESE  MOMENTO, SE VERÁ RELACIONADA EN TURBIOS Y VIOLENTOS CRÍMENES, Y SUFRIRÁ TERRIBLES VISIONES QUE LA ACOSAN Y PONEN SU SALUD E INCLUSO SU VIDA EN JAQUE.
   AQUÍ TENEMOS DE NUEVO A LOS PROTAGONISTAS DE ESTE POPULAR RELATO. qUE LO DIFRUTÉIS...
 
—Su hija se encuentra extremadamente grave, Sir Richard —el doctor enjugó el sudor que empapaba su frente con la manga de la camisa. Su rostro cansado se había vuelto para mirar a su interlocutor que, angustiado, se retorcía las manos presa de la desesperación y la impotencia—. Ni siquiera sé qué recetarle. La fiebre no parece responder a ninguna causa fisiológica pero no remite. Le sugiero un baño en agua fría paños sobre la frente. Esta noche es decisiva. Si le parece oportuno, dormiré aquí.
            —No faltaría más, doctor. Si quiere envío aviso a su esposa, estará preocupada.
            —No es necesario. Ya le dije que probablemente no volvería hasta mañana. Y menos según están los caminos. Aventurarse a salir en una noche como esta ha sido una verdadera locura. No me malinterprete, ha hecho bien en avisarme dado lo… particular —la voz le vaciló al escoger la palabra, se había quedado estupefacto cuando le refirieron los hechos. El comportamiento de Lady Faith durante las últimas semanas había resultado chocante, sobre todo tratándose de una persona tan estable y sensata como ella— de la situación. Estando aquí podré vigilar su evolución de cerca y estaré a mano si sucede algo imprevisto.
            —¿Imprevisto? ¿No estará insinuando que…?
            —En absoluto —el doctor disipó la duda de Sir Richard con un revoloteo de su mano—. Simplemente hablaba de un modo hipotético, no estaba preconizando ninguna circunstancia fatal. Lo que sí me gustaría es poder descansar un poco. Recuerden  lo del baño y los paños. Mañana estaré en condiciones de hacer un diagnóstico más preciso, según se desarrolle la noche. Avísenme ante el más mínimo cambio.
            –Asó lo haremos, doctor. Vaya usted y descanse, por favor. Y disculpe lo intempestivo de mi llamada.
            —Por favor, Sir Richard. Asistí al parto cuando Lady Faith nació y desde entonces he sido el médico de la familia. Para mí es un honor la confianza que depositan en mí. Me retiro, si no dispone otra cosa.
            —Naturalmente, doctor. Yo la velaré hasta el amanecer y me encargaré personalmente de renovar los paños. Le avisaré si hay novedad.
            Sir Richard ordenó inmediatamente que preparasen el baño para su hija y una habitación para el doctor. Había mandado a buscarlo bien avanzada la noche, en medio del temporal, y él había accedido a venir sin objeciones. Cuando Frances había encontrado el cuerpo de Faith tendido en el barro del jardín, él la vio tan pálida que temió lo peor.
            Los recuerdos volvieron poderosos y recordó los funerales de su esposa. Pensó con remordimiento de qué manera había hecho a un lado a su hija, quizás porque le recordaba a su difunta madre, quizás por simple cobardía, por no atreverse a mirar a los ojos al futuro. Se había refugiado en el alcohol y en una vida disipada para evitar afrontar sus propios fantasmas, y lo había hecho a costa de lo que más quería en el mundo: ella, su propia hija, la sangre de su sangre. Ahora lamentaba todo el tiempo perdido, se daba cuenta de que los años no pueden vivirse de nuevo, todo va quedando atrás sin solución de continuidad.
            Cuando le dejaron a solas en la habitación con su hija, le tomó la mano en un gesto de cariño que nunca antes se había permitido exteriorizar.