lunes, 6 de octubre de 2014

CRÓNICA DE UNA MUERTE (SIN ANUNCIAR)

Érase una vez… Así comienzan los cuentos de hadas, historias con finales felices, no como la que hoy os voy a contar. Esta no acaba con un banquete, ni con un romántico baile.
   Todo comenzó a principios de verano del 2013. En realidad, ya había comenzado antes, mucho antes, con horas y horas de trabajo y de ilusión. En el mes de julio del año pasado recibí un correo electrónico en el que me decían que Molobo iba a ser publicada. Yo busqué la cámara oculta pero no la había (¿o sí?). El sueño hecho realidad. Eso parecía según iban transcurriendo semanas y meses. La editorial, entonces Iniciativa Mercurio, parecía pequeña pero muy implicada con sus autores.  La comunicación fluía y los proyectos iban saliendo.
   Y entonces llegó el cambio. Debido a tensiones internas (y a otros motivos ocultos que nunca sabremos), I. Mercurio se transformó en Libralia, que se hizo cargo de las obras y autores de la desaparecida. Y con ellos se acabó la felicidad. Comenzaron a no contestar al teléfono, ni los correos electrónicos, ni los mensajes a través de facebook. Desaparecidos, o casi. Llegó la hora de liquidar royalties y nadie se hacía cargo de la situación, seguían publicando obras pero se hacían los locos. Los autores no hemos percibido, al cabo ni un céntimo por nuestras obras.
   Hace unos días, lo que sí hemos recibido ha sido un comunicado frío e impersonal, en el que se nos comunica que Libralia va a declararse en concurso de acreedores (paso previo a la quiebra, para quien no lo sepa), lo que implica no solo que nos vamos a quedar sin cobrar nuestros derechos, sino que deberemos esperar hasta que la situación se asiente de forma oficial para disponer de los derechos sobre las mismas. Además, nuestras obras quedarán tiradas como un trapo sucio, novelas ya publicadas que no han tenido ni la atención ni la oportunidad que merecían. Al más puro estilo “banco español”: desahuciado y sin dinero, aparcado en la cuneta de los indeseables.
   De este modo, el público se perderá magníficas novelas como Dellamorte, de Antonio Sachs, El hombre que se vengó de sí mismo, de Emerson Walkman, Nueve milímetros de Agustían García Meana, o El espejo de Ares, de Magnus Dagon, cuya reseña colgué en este blog hace unos meses. No podréis disfrutar de antologías de la calidad de El erradicador de pecados y otras historias, de Ana Morán Infiesta, o Atávico, de Luis González Moreiro. Eso por nombrar unos pocos, los más allegados.
   ¿Qué nos queda para el futuro? Levantar la barbilla, con la cara bien alta. Apaleados sí, cornudos no. La esperanza de encontrar gente seria cuyo objetivo sea trabajar y prosperar en el difícil mundo literario y no una pandilla de cantamañanas que no saben lo que tienen entre manos. Mirar hacia adelante, seguir trabajando, nuestro momento llegará.

   ¡Ánimo, compañeros! El talento lo poseemos nosotros, no ellos.

jueves, 2 de octubre de 2014

EL ERRADICADOR DE PECADOS

   HOLA!!!

   YA ESTOY DE VUELTA. Y NO, NO ME HE VUELTO LOCO. ESTA ES UNA ENTRADA ESPECIAL MIENTRAS LLEGAN NUEVOS EPISODIOS DEL RELATO QUE TENEMOS ENTRE MANOS. EL ERRADICADOR DE PECADOS ES EL TÍTULO DE UNA NOVELA ESCRITA POR MI AMIGA Y COLEGA ANA MORÁN INFIESTA. TAMBIÉN ES (ERA) EL NOMBRE DE UN CONCURSO ORGANIZADO POR ELLA MISMA QUE CONSISTÍA EN ESCRIBIR UN RELATO CORTO RELACIONADO CON ALGUNA DE LAS HISTORIAS QUE CONTIENE SU LIBRO (LO RECOMIENDO POR CIERTO, OS ENCANTARÁ). EL PREMIO ERA UN EJEMPLAR FIRMADO POR LA PROPIA AUTORA Y NO PUDE RESISTIR LA TENTACIÓN, ASÍ QUE ALLÁ QUE FUE EL RELATO.

   LO AMLO ES QUE LA GENTE NO ESTABA POR LA LABOR Y AL FINAL EL CONCURSO SE ANULÓ POR LA ESCASA PARTICIPACIÓN, ME QUEDÉ SIN MI EJEMPLAR FIRMADO, PUES SEGURO QUE HABRÍA GANADO, ¡¡JAJAJA!!

   AQUÍ OS DEJO EL RELATO QUE ESCRIBÍ, AUNQUE PARA QUE PODÁIS ENTENDERLO MEJOR SERÍA INTERESANTE QUE LEÁIS LA HISTORIA DE LA CUAL PROVIENE, ES CORTA Y DIVERTIDA; ENTRARÉIS EN CONTACTO CON LOS PERSONAJES Y CON LA HISTORIA. SI NO, CUANDO LEÁIS EL MÍO ALGUNAS COSAS NO LAS COMPRENDERÉIS.

   EL RELATO "MADRE", DEL QUE PROVIENE LA HISTORIA, SE TITULA "FANTASMAS ENTRE LAS SOMBRAS". EN ESTE ENLACE LO PODÉIS DESCARGAR GRATIS EN FORMATO PDF O EPUB.


   Y, A CONTINUACIÓN, VA EL MÍO. QUE LO DISFRUTÉIS Y HASTA PRONTO.


LIBERACIÓN
Por Vidal Fernández Solano

«Te espero en la cabaña abandonada. Donde las Sombras rescataron a la mestiza. Ven sola si quieres recuperar a tu amante de una pieza»

Anabelle había encontrado la nota clavada con un cuchillo en la puerta de su casa. Por dentro. Primero había pensado en ceder a la amenaza de Alistair, pero la fortuna se había cruzado en su camino. Cuando se disponía a salir para acudir a la cita se topó con Scarlett. Esta detuvo su caballo de vapor frente al porche.
            —Buenos días, Anabelle, estoy buscando a Lillian ¿no sabrás dónde puedo encontrarla?
            —Hace un par de días que no la veo —Anabelle mintió, no con mucha seguridad. Su voz titubeó ligeramente.
            El brillo frío y azul del ojo biónico de la agente destelló un segundo. El embuste no había funcionado. Anabelle se derrumbó y le explicó todo a la amiga y compañera de Lillian. Y ahora bajaba la pendiente de la montaña en su caballo. La cabaña estaba a la vista, en la casi desértica planicie. Lo único que quería era acabar con aquello de una vez, dejar de sentir miedo cada vez que pensaba en su marido, el líder de la temida banda de forajidos, los Davenport.
            Llegó a la parte delantera de la cabaña y desmontó. Cuando miró hacia la ventana delantera de la cabaña, le pareció que algo se movía dentro. Un escalofrío la sacudió de arriba abajo. El dolor de las ya viejas cicatrices pareció volver. No pudo evitar llevarse la mano a las heridas de cuchillo que él le había infligido tanto tiempo atrás.
            —¡Las manos a la vista, querida! —la voz, áspera, provenía del interior—. Espero por tu bien y el de tu amor que hayas venido sola. Y desarmada. Tú y yo tenemos una cuenta pendiente y hemos de saldarla. Acércate a la puerta. Despacio.
            Anabelle obedeció. Cuando estaba a solo unos metros, la puerta se abrió a medias. La silueta de Alistair se recortó contra la oscuridad interior. Delante de él, a modo de escudo humano, estaba Lillian, atada y amordazada. Un reguero de sangre seca partía de una herida en su frente y tenía un ojo morado. Aparte de eso, presentaba buen aspecto. Al menos a simple vista.
            —Poco a poco —él escupía las palabras con desprecio—. Haremos un intercambio. Tú por ella. Cuando haya acabado lo que dejé a medias, podréis continuar con lo vuestro… ¡en el infierno! —la carcajada sonó como el graznido de un cuervo.
            Anabelle se aproximó temblando. Estaba dispuesta al trueque. Lillian era lo mejor que le había pasado en la vida, no era culpable de sus errores pasados. Cuando estuvo al alcance, Alistair la agarró con fuerza del brazo y empujó a Lillian, propinándole un patada que la hizo caer de bruces a unos metros de distancia. Su rostro y el de su marido quedaron a escasos centímetros, el aliento a tabaco rancio de él llenó sus fosas nasales.
            Todo sucedió muy rápido., en menos de un segundo. Alistair la iba a arrastrarla dentro de la casa cuando sonó un ruido extraño, como un golpecito seguido de un chapoteo. Anabelle solo notó la humedad cálida de la sangre que la salpicó, justo un momento antes de que él se derrumbara. Scarlett no había fallado el tiro.
Ni siquiera se molestó en comprobar si estaba muerto. Corrió hacia Lillian y le arrancó la mordaza. Sus labios se fundieron en un beso desesperado y largo. Las palabras estaban de más.