viernes, 17 de febrero de 2012

LA GRIETA - 3ª SEMANA

   BUENOS VIERNES:
   ESTA SEMANA TENGO UNA NOTICIA (MALA, EN CIERTO MODO). MOLOBO YA NO PODRÁ APARECER EN EL BLOG EN ADELANTE, PUESTO QUE ENTONCES LA EDITORIAL NO QUERRÁ PUBLICARLO. SI TENÉIS ALGUNA PREGUNTA SOBRE ESTE TEMA, O SOBRE LA NOVELA EN GENERAL, ESTARÉ ENCANTADO DE ATENDEROS EN KIKOINES@GMAIL.COM .
   A PARTIR DE AHORA TENDREMOS OTROS RELATOS PARA PODER DISFRUTAR JUNTOS DE ESOS PEQUEÑOS RATOS DE LECTURA QUE ME DEDICÁIS SEMANA POR SEMANA.
   AQUÍ TENÉIS LA CONTINUACIÓN. ESPERO VUESTRAS SUGERENCIAS.

Dos sensaciones invadieron mi cerebro al instante: una, la oscuridad más densa e impenetrable que uno pueda imaginar; dos, el sofocante olor a carne en descomposición que casi impedía respirar. Estuve tentado de volver a salir por donde había entrado, pero al ver a los demás continuar, yo hice lo mismo.
- Las paredes están… húmedas, viscosas, diría yo –el que habló fue el mensajero.
De repente un rayo de luz atravesó las tinieblas. Era Shanice.
- ¿Qué es eso? –pregunté.
- Es una linterna, siempre llevo una encima. Por si acaso.
Atónito, le di unos golpecitos con el dedo en el hombro.
- ¿Qué más cosas llevas encima por si acaso?
- ¿Y a ti que te importa, cotilla? –contestó, girando la cabeza en mi dirección. Al volverse, chocó con el señor Mills, empujándole contra la pared.
- ¡No empujes, coño! Me acabo de pringar el traje de… de lo que sea que rezuman estas asquerosas paredes.
- ¡Mira el marqués! -exclamó Shanice- como si a estas alturas ese traje valiera para algo más que para limpiarse el culo con él.
- Este traje ha costado más de lo que una simple recepcionista gana en varios meses.
- ¡Qué lástima! Mi sueldo de varios meses está para tirarlo al cubo de la basura. ¡La cara se te debería caer de vergüenza, blanquito remilgado! Hay gente muriéndose de hambre y tú gastando miles de dólares en un traje que se puede comprar por doscientos… así va el mundo, claro.
- No te atrevas a…
- ¿A qué? Si no te callas ahora mismo y sigues caminando, te restriego tu pálida cara contra la pared. Con suerte, eso que chorrea son los meados de todo el edificio que se filtran por las tuberías.
El señor Mills se acobardó y siguió su camino. A la luz de la linterna, pudimos ver que avanzábamos por una especie de túnel, lo bastante amplio para que una persona caminase por él. El suelo resbalaba un poco, y eso hacía que la fila progresara con lentitud. La chica cuya cara me sonaba, que resultó llamarse Elise, abría la comitiva junto con Shanice. Detrás de ellas, el señor Mills, yo, el mensajero (Bobby, para más señas) y el resto.
Al doblar un recodo, Elise lanzó un grito que retumbó en las paredes de roca.

2 comentarios:

  1. Vidal, gracias por pasar por mi espacio y haber dejado un comentario. Te seguiré leyendo, aunque creo que debo ponerme al día con "La grieta" para captar su esencia literaria como conjunto. En cualquier caso, tus letras son un placer. Con tu permiso, seguiremos en contacto.

    Saludos decadentes.

    ResponderEliminar
  2. Sir Seymour, aún no he terminado de leer tus escritos. A medida que lo vaya haciendo te iré comentando. Para mí es un placer tener a alguien que sigue mis intentos de escribir algo coherente. si no te parece mal, me pondré en contacto contigo vía mail.
    Un saludo desde mi corazón

    ResponderEliminar