viernes, 10 de febrero de 2012

LA GRIETA - CONTINUACIÓN

HOLA DE NUEVO!!
   MIENTRAS ESTAMOS PENDIENTES DE RECIBIR NOTICIAS DEL MÁS ALLÁ, YA TENEMOS LA PRIMERA IDEA SOBRE LA PARRILLA. LA AUTORA ES LÍA GONZÁLEZ, A QUIEN AGRADEZCO ENORMEMENTE SU INCANSABLE COLABORACIÓN.
   ESPERO QUE OS GUSTE, Y A ELLA TAMBIÉN.
   PD: EL PRÓXIMO MARTES, DÍA DE SAN VALENTÍN, TENGO PREPARADA UN SORPRESA ESPECIALMENTE DEDICADA A TODAS ESAS PERSONAS QUE VISITAN EL BLOG DESDE OTROS PAÍSES. ¡NO OS LA PERDÁIS!
   AQUÍ ESTÁ EL PRIMER AÑADIDO DE "LA GRIETA". ESPERO VUESTRAS IDEAS CON IMPACIENCIA.

Desde las profundidades de la tierra, un sonido grave fue ascendiendo hasta envolverlo todo como un trueno ensordecedor, haciéndonos caer con un último espasmo. El temblor apenas duró veinte segundos, pero fue igual que estar dentro de una coctelera.
            Cuando la nube de polvo se disipó un poco, nos incorporamos. Shanice salió de detrás del mostrador blanca como un fantasma, cubierta de polvo desde los pies hasta la punta del último pelo. Se frotó los ojos creando una especie de antifaz.
            - ¿Estás bien?
            - Como una rosa. Cubierta de mierda hasta las cejas, pero entera.
            Miramos alrededor. El jefe del bufete, el Sr. Mills, se encontraba sentado en el suelo, aturdido. Allí tirado y sucio, no parecía tan importante. Un mensajero que había ido a entregar un paquete señaló hacia la puerta.
            - ¡Mirad! ¡No se puede salir a la calle!
            En efecto, el techo se había desprendido, taponando la entrada principal. Las siguientes noticias no fueron mucho mejores. Esta vez la portadora fue la propia Shanice.
            - Pues tampoco podemos subir por las escaleras. Tenemos la misma historia.
Al volver la vista, el panorama era, por decirlo de alguna forma, poco esperanzador. El tiro de las escaleras también había quedado obstruido. En definitiva, estábamos atrapados.
- ¿Y ahora qué? -el señor Mills volvió a la vida-. Mi móvil no tiene cobertura. No podemos llamar a la policía, ni a los bomberos… a nadie. ¿Cómo vamos a salir de aquí?
- No empecemos a ponernos nerviosos –dije-. Ya vendrán a rescatarnos. No nos van a dejar aquí por los siglos de los siglos.
- Allí hay un agujero bien grande –añadió una chica cuya cara me sonaba de ir y venir por el edificio, aunque no lograba recordar dónde trabajaba exactamente-. Quizás lleve al exterior.
Nuestras miradas se dirigieron al lugar señalado por ella. Una enorme grieta se había abierto en el suelo, cerca de los ascensores. Dentro sólo se veía oscuridad. Era tan grande que una persona cabía perfectamente dentro. Nos acercamos al borde. Me agaché para poder ver mejor dentro. Un olor acre y desagradable, como a putrefacción, emanaba de allí.
- Yo no me meto ahí ni borracho.
- Pues no tenemos otra alternativa –dijo mi jefe.
- Yo voto por esperar al rescate –insistí.
- Pues yo digo que entremos. Más pronto llegaremos a la calle. Si hay un hueco, hay una salida.
La que habló fue la chica que había descubierto la abertura. Tras una breve discusión, todos menos yo (y éramos una decena de personas) optaron por intentar escapar por la grieta. En ese momento, la perspectiva de quedarme sólo ante un nuevo temblor se me antojó poco agradable.
- De acuerdo, iremos juntos.
Y, acto seguido, bajamos hacia la oscuridad, de uno en uno.

2 comentarios:

  1. El mérito es solo tuyo Vidal. Lo que yo te mandé practicamente no se ve. Y además está mucho mejor lo que tú escribiste que lo que escribí yo.
    ¡Sin punto de comparación!!!!!!!!!!!!!!.
    Eres un artista con la pluma.

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  2. Por lo pronto el relato el tuyo y mío. Sin nadie más quiere aportar nada se quedará así. Lo terminaremos amedias y yo sólo. Y luego lo presentaré a concursos. tú puedes hacer lo mismo si quieres.
    gracias por los piropos y ¡Ánimo! A por más aventuras.

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