viernes, 13 de abril de 2012

LA BESTIA (V)

   BUENAS NOCHES A TODOS!!!

   DE NUEVO NOS VEMOS PARA COMPARTIR UN NUEVO CORTE DE ESTE RELATO DE FICCIÓN, "LA BESTIA". LA COSA SE VA CALENTANDO POCO A POCO.

   QUE LO DISFRUTÉIS. HASTA PRONTO


- Habéis venido para saber lo que os depara el destino cuando entréis en el castillo para derrotar al Invencible ¿es así?

            - No es invencible –terció Romeo-. Precisamente si estamos aquí es porque ya ha sido vencido.

            - No te confundas, joven –la bruja parecía no reconocerles-. Has vencido a una imagen figurada. Aunque te cueste creerlo, esto es real. Tiende la mano.

            Romeo extendió la mano con la palma hacia arriba, entendiendo que aquella le iba a leer el futuro en la misma. Para su sorpresa, la anciana hizo aparecer, como por ensalmo, una daga en su mano y, a una velocidad impensable y con absoluta precisión, efectuó un pequeño corte en la mano. Romeo la retiró al instante.

            - Pero ¿qué haces, vieja bruja? -observó como una gota de sangre corría presta por el borde de la mano-. ¡Me has cortado!

            - No te preocupes, no morirás por tan poco. Sin embargo, cuando vuelvas a tu mundo, si es que vuelves, comprobarás que estoy en lo cierto. No dejéis que la fantasía nuble vuestras mentes, lo que hagáis aquí determinará vuestra vida de forma inexorable. Vuestra vida o… vuestra muerte. Y ahora voy a complacer vuestros deseos.

            De una pequeña jarra de barro que tomó del borde de la lumbre, vertió un líquido oscuro y humeante en dos tazas y las empujó hacia los jóvenes.

            - Bebed. Los posos me hablarán de vuestros designios. Adelante.

            Con cierto reparo, Romeo se acercó la taza a los labios. Hizo una mueca de asco. Aquel brebaje apestaba. Tiago, al verlo, no llegó ni a levantar su bebida.

            - No es veneno, no temáis. Bebed. Si no lo hacéis, vuestra presencia aquí no tiene ningún sentido.

            Reprimiendo una arcada, los dos apuraron sus bebidas, haciendo un esfuerzo titánico para engullirlas. Luego devolvieron las tazas a la hechicera. Esta las miró simultáneamente, si bien su rostro no dejó traslucir ninguna emoción. Unos minutos después, levantó la vista y la posó de forma alternativa en sus anfitriones.

            - Uno de vosotros no volverá. Los posos son muy claros. Dos entrarán, uno saldrá.

            - ¿Quién? -urgió Tiago- ¿Quién es el que no volverá? ¡Habla, vieja!

            - No es mi cometido influir en el destino. Puedo leerlo, pero no intervenir. Lo que ha de ocurrir está escrito desde el día que nacemos hasta el último de nuestras vidas. Nadie debe interferir. Deberíais saberlo.

            - Yo diría que tus visiones son más bien confusas. No nos has dicho nada acerca de lo que vamos a encontrar o cómo combatirlo. Sólo paparruchas.

            - Precisamente tú, que te jactas de haber vencido al Oscuro, se supone que conoces lo que os espera ahí dentro. Para eso no necesitáis ningún adivino.

            - Te demostraremos que estás equivocada, vieja. Si le vencí una vez, lo haré de nuevo. Volveremos y te traeremos la cabeza del Maligno. Entonces te darás cuenta de que nada está escrito. La vida puede cambiarse. Nada está predeterminado.

            - No tengo nada más que decir –espetó la hechicera, levantándose-. Ahora dejadme.

            Cuando los muchachos hubieron salido por la puerta, ella permaneció inmóvil como una estatua, con un brillo extraño en los ojos.

            Desde luego que todo estaba escrito. Los posos en las tazas siempre dicen la verdad.

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