viernes, 25 de enero de 2013

EL OTRO LADO (IX)

   BUENOS VIERNES A TODOS
   ESTE VIERNES NO HAY NOVEDADES POR NINGUNA PARTE, NI BUENAS NI MALAS, ASÍ QUE SIMPLEMENTE VAMOS A POR NUESTRO PEDACITO DEL RELATO QUE ACTUALMENTE TENEMOS ENTRE MANOS. LA SEMANA PRÓXIMA SEGURO HABRÁ NOTICIAS, QUIZÁS NO MUY BUENAS, YA OS CONTARÉ.
   HASTA PRONTO


—¿Cómo se entiende no y sí a la vez? ¿Se le dijeron o no?

            —Sí, sí, lo dijeron. Pero eso es lo chocante. Esa variedad de cicuta ya no existe. Quiero decir que la especie de la planta de la que se extrae el veneno se considera extinguida en la actualidad.

            Laura no podía dar crédito a sus oídos. Todo aquel galimatías se estaba enmarañando en su cerebro y ya no sabía muy bien qué era lo que el doctor trataba de decirle.

            —Un momento, doctor, que ya no sé muy bien de lo que estamos hablando. Si la planta no existe ¿de dónde ha salido el veneno? No lo entiendo de veras. Me tengo por una mujer culta, pero ahora mismo ya dudo de mis capacidades, lo siento.

            —El problema no es suyo, de veras. Tras varias conjeturas, hemos concluido que el veneno proviene de… otra época. Su uso era bastante común en la Edad Media. Se menciona en bastantes tratados, así como su modo de obtención, pero la variedad de planta que la originaba dejó de encontrarse hace más de trescientos años. Los historiadores lo achacan a la sobreexplotación o quizás a que dicha variedad se obtuvo mediante cría y las personas que se dedicaban a ello abandonaron la práctica y entonces el vegetal desapareció. La persona que ha envenenado a su marido, y hasta el momento la policía no descarta que sea accidental debido a las extrañas características del caso, ha debido conseguir la ponzoña a través de alguien que lo ha conservado generación tras generación. O quizás lo encontró por accidente. De alguna manera había logrado trascender a los siglos. No me pregunte cómo porque yo estoy tan perplejo como usted. Aquí tiene —le tendió un pequeño trozo de papel en el que había garabateado unos números y un nombre—. Este es el nombre y el teléfono del sargento de policía que lleva el caso. Le ruego que se ponga en contacto con él. Y esté tranquila, su marido no morirá. Al menos mientras no se acerque a quien no le quiere bien.

2 comentarios:

  1. Bueno esto parece pensado en los tiempos feudales.
    De todos modos lo que más me ha gustado es lo de la conservación del veneno a través de las generaciones.............
    Es como el paso de los secretos de las bruxas.........imposible de lograr.
    Y otra cosa............Espero esas noticias sobre Molobo, perfectas y buenísimas. No sea que te tenga que echar una bronca!!!!!!!!!!!!!
    Un abrazo.

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  2. Pues no vas mal encaminada, Lía. Pronto saldremos de dudas.
    Y las noticias de Molobo yo diría que apuntan mejor a medida que van pasando los días. Ya os contaré.
    Un abrazo!!

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