viernes, 4 de enero de 2013

EL OTRO LADO (VI)

   BUENOS VIERNES!!
   A PUNTO ESTÁN DE LLEGAR LOS REYES MAGOS, ESPERO QUE HAYÁIS SIDO BUENOS ESTE AÑO, JEJE
   COMO NO HAY NOTICIAS SEÑALADAS ESTA SEMANA (LUEGO VENDRÁN TODAS JUNTAS Y SERÁN PÉSIMAS, PARA VARIAR), OS DEJO SIN MÁS CON EL TROCITO DE "EL OTRO LADO"
   HASTA PRONTO
 
La dama presente tras el cristal, pues su indumentaria no ofrecía duda alguna acerca de su alcurnia, no hizo movimiento alguno… al principio. Laura no podía creer lo que sus ojos presenciaban. En el espejo se reflejaba una mujer con un elegante vestido rojo, de corte medieval, al igual que su peinado, recogido en la parte alta de su cabeza y sujeto con una redecilla. La expresión de su rostro era altiva, incluso soberbia. Sus labios se veían fruncidos en un gesto que Laura interpretó como de reprobación, si bien no alcanzó a entender el porqué de dicha actitud. Permanecía de pie con las manos cruzadas por delante del brial carmesí que la cubría.
La habitación que albergaba a la dama del espejo no era la de Laura. Tal circunstancia la llevó a volverse de forma automática, sintiéndose transportada por un momento a otra época y a otro lugar. Superada la indecisión, su primer impulso fue acercarse a tocar la pulida luna que la separaba de aquella curiosa aparición, si es que podía tildarla de aquella manera. Se miró a sí misma, en camisón y despeinada, y no pudo evitar comparar su presencia con la apariencia majestuosa de aquella mujer que la observaba, inverosímil, desde el otro lado de aquel espejo.
—No puede ser —murmuró mientras se frotaba los ojos con el revés de la mano—, me estoy volviendo loca.
No, querida, tus ojos no te engañan. Realmente estoy aquí. La voz no sonó físicamente en el dormitorio de Laura, no se transmitió a través del aire como hacen todos los sonidos. El eco se produjo dentro de su mente, con una claridad indiscutible. Laura tuvo que pestañear un par de veces antes de que las palabras saliesen por su boca.
—Es imposible. Esto tiene que ser un sueño.
Estás en lo cierto. Pero aquí estoy. Las reglas del universo que tú conoces no son válidas aquí. Muy dentro de ti, conocías mi existencia. Por eso compraste el espejo. Por eso te llamó la atención cuando lo viste en aquella tienda. Te estaba esperando. Hace mucho tiempo. Pero ahora, por fin, ya estamos juntas. Como debe ser.
Laura sintió que el débil nexo que aún la ataba a la realidad comenzaba a romperse. Una lágrima luchó por desbordarse y al final logró precipitarse por su mejila. Entonces se desmayó.

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