viernes, 8 de marzo de 2013

JACK VUELVE XVI

   BUENOS VIERNES
   SEMANA ESTA QUE HA PASADO LLENA DE TRANQUILIDAD Y CREATIVIDAD LITERARIA. CON UN PROYECTO EN MARCHA Y VARIOS EN MENTE, SIN PERDER DE VISTA EL PROGRESO DE MOLOBO. LA PROXIMA SEMANA SE AVECINAN VARIOS FALLOS CONCURSALES, ES DECIR, PREPARADO PARA LA FRUSTRACIÓN.
   AQUÍ OS DEJO UN NUEVO PEDACITO DE JACK VUELVE...
 
—Ponte buena, hija mía, tenemos toda una vida por delante.
            Faith se rebulló entre las sábanas, inquieta, ajena a todo que sucedía fuera de sí misma.
            —No… no… ¡déjame! ¡apártate de mí! —entre sueños, su voz sonaba pastosa, diferente.
            Sir Richard sintió cómo su corazón se encogía. «Es por la fiebre. Delira». Se dispuso a cambiar el paño de la frente por otro fresco cuando ella, dormida, le sujetó la muñeca con una fuerza que le dejó boquiabierto. Jamás habría supuesto que una joven de las características de Faith pudiera atenazar el brazo con semejante dureza. Intentó zafarse de aquella garra que lo aprisionaba, pero lo que ocurrió entonces lo dejó paralizado por la sorpresa.
            Faith abrió los ojos y se fijó en él con una mirada desorbitada, vacía de expresión. Seguía dormida, pero a Sir Richard un escalofrío le partió la espalda en dos. Ella se incorporó, hasta quedar sentada en el lecho,  sin soltarle. Tanto le apretaba que Sir Richard no pudo evitar pensar que le estaba haciendo daño en la muñeca. El estómago se le hizo un nudo cuando una voz seca y llena de odio salió de la garganta de su hija.
            —¡Te mataré! No te atrevas a interponerte o te mataré! ¡Lo juro!
            Sir Richard quedó prendido de aquellos ojos, asustado como un conejillo al que el zorro tiene acorralado. Aquella mirada no era la de su querida hija. De un modo inconsciente pensó, sintió, que el mal se había hecho presente en aquella habitación de un modo subrepticio, sin que pudiera precisar cómo o en qué momento eso había ocurrido. Los suaves rasgos de Faith se veían tensos, congestionadas de una manera tan violenta y grotesca que él pensó que no la reconocía.
            Estaba a punto de tomar a su hija por los hombros y sacudirla para que despertara cuando todo pasó. La ráfaga de violenta ira se disolvió en un instante, tal y como había aparecido. El rostro de Faith de nuevo era el mismo de siempre, su cuerpo cayó lánguido sobre la cama y de nuevo cerró los ojos para proseguir con su sueño, más tranquilo el resto de la noche.
            Sir Richard notó como la sensación de vacío sucedía a la sorpresa, a la estupefacción y al miedo, dejándole una especie de resaca, una sensación de extraña lejanía, como si todo no hubiera sido más que un mal sueño del que acababa de despertar. Le pareció en aquel momento ser un náufrago que ve alejarse la tormenta desde la playa donde fue arrastrado por las embravecidas olas. Miró a su hija de nuevo. Dormía. Esta vez, con una expresión pacífica pintada en el rostro.
            El que no pudo dormir bien ni esa noche ni en mucho tiempo fue Sir Richard.

2 comentarios:

  1. Tal cual parece una posesión de esas de los espíritus, y por lo que se ve, no eran precisamente buenos.
    De todos modos, si todas las personas contáramos los sueños, a más de uno le iban a dar un disgusto.
    ¡Perfecto chico!!!.
    Un abrazo.

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  2. Así es como todo comenzó, Lía, con una sesión de espiritismo. Y los sueños mejor los dejamos aparte, a más de uno lo meterían (o nos meterían) en el trullo. Como decía aquel: los sueños... sueños son.
    Un abrazo!!!

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