Como ya anticipé la semana pasada, buenas noticias se avecinaban esta semana. Inmejorables. el martes salió el fallo del VI concurso de Relato Histórico Hislibris, promovido por Ediciones Evohé. Se trata de un concurso de gran reconocimiento dentro del mundillo del género, muy difícil entrar en la selección de relatos que luego componen un libro recopilatorio. el premio al primer clasificado es un contrato para la edición de una novela. no he ganado no, pero sí he entrado en la selección, lo cual me parecía un objetivo imposible hace solo unos meses. Os cuelgo aquí el fallo, mi relato se titula La eterna sonrisa, y trata sobre la copia de la Mona Lisa que se encontró en el museo del Prado, al parecer pintada al mismo tiempo que el original. Unos aprendices al cargo de Leonardo da Vinci enfrentados por el favor de su maestro y un cuadro un poco "especial", con tendencias homicidas. Cuando el libro salga a la venta, en aproximadamente un mes y medio, lo colgaré aquí y en facebook, como suelo hacer. Os dejo el enlace para que podáis ver la lista de seleccionados.
http://www.hislibris.com/resultados-finales-del-vi-concurso-de-relato-historico-hislibris/
http://www.hislibris.com/resultados-finales-del-vi-concurso-de-relato-historico-hislibris/
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Una de cal y otra de arena. Al día siguiente también publicaron el fallo del concurso Teseo de relato corto. la propuesta en esta ocasión era "¿Qué escondes?". Mi relato "Tormenta" quedó en última posición. ¡Último! Os lo cuelgo para que podáis "disfrutarlo" vosotros también, jaja!!!
La próxima semana volveremos con "Sombras". A pasar buena semana.
TORMENTA
Por Vidal Fernández Solano
La
lluvia repiquetea furiosa contra el cristal de la ventana. Los relámpagos
iluminan la insondable negrura de la noche, seguidos de ensordecedores truenos
que hacen temblar los objetos diseminados por la casa. Las luces permanecen
apagadas, los rayos proyectan sombras espectrales sobre las paredes.
Él
permanece en la cocina, esperando, silencioso, detrás de la puerta. Ya sabía
que tarde o temprano vendrían y se apoderarían de todo, y el momento ha llegado
por fin.
Hace
rato que oyó el vidrio de la puerta de la entrada romperse. Fue un sonido
amortiguado por la alfombra del hall. De alguna forma habían logrado evitar el
estrépito, pero él tiene el oído muy fino y algún pequeño fragmento había caído
al suelo, poniéndole sobre aviso.
Pega
la oreja a la puerta, intentando no hacer ruido al respirar. Sabe que su vida
depende de ello. Los pasos, casi imperceptibles, se van acercando por el
pasillo. Su corazón se dispara, incontrolado.
Acaricia
el cuchillo ensangrentado que mantiene apretado contra su pecho. No se lo va a
poner fácil, se defenderá con uñas y dientes hasta el último aliento. Una gota
de sudor resbala por su frente.
La
puerta de la cocina se abre de golpe, y él salta como una pantera.
Dos
hombres con sendas batas blancas miran por la ventanilla hacia el interior de
la aséptica habitación. Él permanece en el interior, inmovilizado por una
camisa de fuerza. Mira con abandono las paredes acolchadas. Los demonios en su
interior no le permiten un momento de paz.
—Hirió
a cuatro agentes antes de que pudieran reducirlo. Uno de ellos se encuentra en
estado crítico.
—¿Y
la mujer?
—Muerta.
En el salón. Una carnicería, ni te lo imaginas. Puedes leer el informe del
forense.
Ambos
vuelven a fijar la vista a través del cristal.
—Quizás
fue la tormenta. Supuestamente estos fenómenos afectan a ciertas personalidades
esquizoides que ya de por sí son proclives a padecer brotes psicóticos.
—Supuestamente.
Me alegro por lo de Hislibris y en cuanto al relato, pues...
ResponderEliminarUn abrazo, Vidal.
Lo del relato no fue muy doloroso, Ricardo. Tenía más esperanzas puesta en el de La Pastilla Roja, ese sí que me hizo pupa. Pero ya sabes que luego siempre me levanto de nuevo y sigo adelante.
EliminarAbrazos.