viernes, 28 de marzo de 2014

CONCURSO DE MICRORRELATOS "VELOCIDAD"

Hola a todos:
¿Alguna vez habéis escuchado la expresión “confundir la velocidad con el tocino”? En muchas ocasiones, las cosas no son lo que parecen. Un vocablo tan común como “velocidad” puede significar multitud de cosas diferentes, y hoy os traigo la prueba.
Por primera vez, esta semana tengo invitados de honor en mi blog. Un poco más abajo los conoceréis.
            Hace poco, dentro del grupo de facebook “El placer de escribir, por todos nosotros”, la compañera Cristina Rodríguez organizó un concurso de microrrelatos con el tema “Velocidad”. Yo no tenía pensado participar, por un lado me pilló acabando la novela y por otro los micros nunca me han atraído especialmente, demasiado escasos de palabras para mi gusto. Supongo que por eso tampoco se me ha dado bien escribir relatos muy  cortos.
            El caso es que ella me convenció para que enviara algo, y como se trataba de escribir algo muy  corto me puse manos a la obra. Cuando la gente se mueve y organiza cualquier tipo de evento hay que apoyarles, no se puede permitir que la ilusión se pierda. Cristina colgó los micros dentro del grupo y abrió una votación en la que podían participar todos los miembros del mismo.
            El pasado lunes salió el fallo. Hubo gente que no había enviado ningún relato pero que los leyó, juzgó y votó. Unos conocidos de tiempo atrás como Frank Spoiler, otros nuevos como Mar Lana (http://marlanapradera.blogspot.com) o Juan Carlos Rodríguez, este último desde Puerto Rico. El caso es que el micro que envié resultó ganador, por una diferencia mínima, pero ganador a fin de cuentas.
            Aquí os dejo todos los micros tras solicitar la autorización de sus respectivos autores para que estuvieran presentes en este modesto blog. Disfrutad como yo de micros tiernos, graciosos, peliculeros… Un poco de todo, mil significados distintos de la palabra velocidad, como veréis. Junto a cada relato aparece el nombre del autor y, en el caso de los que así lo han querido, un blog suyo para que podáis leer más cosas de ellos.
            Hasta el próximo viernes, con el capítulo final de “Sombras”.


Vidal Fs
Velocidad terminal
A medida que aceleraba el viento azotaba su rostro con más fuerza. Las ventanas pasaban por delante de sus ojos a una velocidad mareante. Después de todo, saltar no había resultado tan difícil.


Maria Dolores Jiménez García
Instantánea de un error.
Lo vi, como el resto de cobardes. Supe en ese instante que iba a suceder y no pude evitarlo. Todos corrieron y yo me quedé sola en medio de la carretera, paralizada ante lo que se me venía encima. Pensé que si pudiera retroceder solo un segundo y pensar, pero ya no era posible. Cuando salió disparado de mi pie, sabía por la trayectoria y la velocidad que oiría cristales rotos.


Marusela Talbé
Solo
Entró en el parking como un caballo desbocado. Arrasaba, rompía, golpeaba mientras bajaba la rampa. El vigilante echó a correr por las escaleras: “Borracho, hijo de puta. Se va a enterar.” En el segundo sótano vio el coche ir derecho al muro del fondo. “De ahí no pasas y me alegro”. De pronto el rostro mudó de la ira a la impotencia: a través del parabrisas había visto claramente la silueta de un niño en el puesto del conductor.


Cristina Rodríguez
No es falta de amor, solo un mal entendido
—Te acobarda la velocidad a la que crecen nuestros sentimientos.
—¿De qué estás hablando? ¿Quién eres t…? —le interrumpí.
—¿Qué quién soy yo? ¡Ja! Pues soy a esa que le preparas el café todas las mañanas y a la que sirves el desayuno. ¡En mi pueblo, a las personas que hacen eso se les llama pareja! —me crucé de brazos.
—Pues en mi ciudad se consideran camareros. Y sino le importa señora… ¡Siguiente¡


Angélica Riezu Martín 
Indefinido
Corro; salto; huyo, por fin llego, sello en la T-10 y me quedo de pie, cada curva que hace el transporte me desequilibra, tengo ganas de llegar. En la siguiente parada del bus aún sube más gente, creo que no ha bajado nadie. Bajo, parada seleccionada. Vuelvo a correr por las calles de la ciudad, esquivo a otros viandantes. Veo el lugar, entro. Llamo al ascensor, no llega, subo por las escaleras, seis pisos hubiera tenido que esperar. Entro en la habitación 612 y veo a mi sobrino.


Llorens Bustos Fernández
La carrera de caracoles
Turbicol se encuentra en la parrilla de salida de un circuito mejicano, su manager le ha colocado en la pista número siete, en donde tendrá que competir con caracoles de su misma especie. Entre murmullos de los competidores, siente en su cáscara una gota de agua fría que proviene de quién da la orden de salida, estira su cuerpo e inicia la carrera, lo repliega a toda velocidad; de repente, van cayendo gotas de agua caliente que le obligan a tirar del cascaron hasta que llega primero a la meta.


La confesión
La última vez que salieron juntos, Juan le confesó a Verónica —torpemente, claro está— que no deseaba otra cosa que llevarla a la cama y gozar con ella hasta la extenuación. Sorprendida, Verónica actuó como creía que debía actuar una dama en su misma situación, abofeteando a su osado pretendiente y exclamando ofendida que no deseaba verlo nunca más. La fallida pareja se separó enseguida, pero mientras Verónica retornaba a casa satisfecha por haber actuado correctamente, no dejaba de admitir curiosa que habría sido interesante entregarse a Juan al menos una noche.







2 comentarios:

  1. Felicidades Vidal!! Realmente un premio muy merecedor.Abrazos!!

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    1. Nada importante, pero le alegra el día a uno!!!!
      Muchos besos!!!

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