Hola a todos:
¿Alguna vez habéis escuchado la expresión “confundir la
velocidad con el tocino”? En muchas ocasiones, las cosas no son lo que parecen.
Un vocablo tan común como “velocidad” puede significar multitud de cosas diferentes,
y hoy os traigo la prueba.
Por primera vez, esta semana tengo invitados de honor en
mi blog. Un poco más abajo los conoceréis.
Hace poco, dentro
del grupo de facebook “El placer de escribir, por todos nosotros”, la compañera
Cristina Rodríguez organizó un concurso de microrrelatos con el tema “Velocidad”.
Yo no tenía pensado participar, por un lado me pilló acabando la novela y por
otro los micros nunca me han atraído especialmente, demasiado escasos de
palabras para mi gusto. Supongo que por eso tampoco se me ha dado bien escribir
relatos muy cortos.
El caso es que ella
me convenció para que enviara algo, y como se trataba de escribir algo muy corto me puse manos a la obra. Cuando la
gente se mueve y organiza cualquier tipo de evento hay que apoyarles, no se
puede permitir que la ilusión se pierda. Cristina colgó los micros dentro del
grupo y abrió una votación en la que podían participar todos los miembros del
mismo.
El pasado lunes
salió el fallo. Hubo gente que no había enviado ningún relato pero que los leyó,
juzgó y votó. Unos conocidos de tiempo atrás como Frank Spoiler, otros nuevos
como Mar Lana (http://marlanapradera.blogspot.com) o Juan Carlos Rodríguez,
este último desde Puerto Rico. El caso es que el micro que envié resultó
ganador, por una diferencia mínima, pero ganador a fin de cuentas.
Aquí os dejo todos
los micros tras solicitar la autorización de sus respectivos autores para que
estuvieran presentes en este modesto blog. Disfrutad como yo de micros tiernos,
graciosos, peliculeros… Un poco de todo, mil significados distintos de la
palabra velocidad, como veréis. Junto a cada relato aparece el nombre del autor
y, en el caso de los que así lo han querido, un blog suyo para que podáis leer
más cosas de ellos.
Hasta el próximo
viernes, con el capítulo final de “Sombras”.
Vidal Fs
Velocidad terminal
A medida que aceleraba el viento azotaba su rostro con más fuerza.
Las ventanas pasaban por delante de sus ojos a una velocidad mareante. Después
de todo, saltar no había resultado tan difícil.
Maria Dolores Jiménez García
Instantánea de un error.
Lo vi, como el resto de cobardes. Supe en ese instante que iba a
suceder y no pude evitarlo. Todos corrieron y yo me quedé sola en medio de la
carretera, paralizada ante lo que se me venía encima. Pensé que si pudiera
retroceder solo un segundo y pensar, pero ya no era posible. Cuando salió
disparado de mi pie, sabía por la trayectoria y la velocidad que oiría
cristales rotos.
Marusela Talbé
Solo
Entró en el parking como un caballo desbocado. Arrasaba, rompía,
golpeaba mientras bajaba la rampa. El vigilante echó a correr por las
escaleras: “Borracho, hijo de puta. Se va a enterar.” En el segundo sótano vio
el coche ir derecho al muro del fondo. “De ahí no pasas y me alegro”. De pronto
el rostro mudó de la ira a la impotencia: a través del parabrisas había visto
claramente la silueta de un niño en el puesto del conductor.
Cristina Rodríguez
No es
falta de amor, solo un mal entendido
—Te acobarda la velocidad a la que crecen nuestros
sentimientos.
—¿De qué estás hablando? ¿Quién eres t…? —le
interrumpí.
—¿Qué quién soy yo? ¡Ja! Pues soy a esa que le
preparas el café todas las mañanas y a la que sirves el desayuno. ¡En mi
pueblo, a las personas que hacen eso se les llama pareja! —me crucé de brazos.
—Pues en mi ciudad se consideran camareros. Y sino
le importa señora… ¡Siguiente¡
Angélica Riezu Martín
Indefinido
Corro; salto; huyo, por fin llego, sello en la T-10 y me quedo de pie, cada
curva que hace el transporte me desequilibra, tengo ganas de llegar. En la
siguiente parada del bus aún sube más gente, creo que no ha bajado nadie. Bajo,
parada seleccionada. Vuelvo a correr por las calles de la ciudad, esquivo a
otros viandantes. Veo el lugar, entro. Llamo al ascensor, no llega, subo por
las escaleras, seis pisos hubiera tenido que esperar. Entro en la habitación
612 y veo a mi sobrino.
Llorens Bustos Fernández
La carrera de caracoles
Turbicol se encuentra en la parrilla de salida de un circuito
mejicano, su manager le ha colocado en la pista número siete, en donde tendrá
que competir con caracoles de su misma especie. Entre murmullos de los
competidores, siente en su cáscara una gota de agua fría que proviene de quién
da la orden de salida, estira su cuerpo e inicia la carrera, lo repliega a toda
velocidad; de repente, van cayendo gotas de agua caliente que le obligan a
tirar del cascaron hasta que llega primero a la meta.
Martín Lexequías (http://fragmentafragmentaria.blogspot.com/)
La confesión
La última vez que salieron juntos, Juan le confesó a Verónica
—torpemente, claro está— que no deseaba otra cosa que llevarla a la cama y
gozar con ella hasta la extenuación. Sorprendida, Verónica actuó como creía que
debía actuar una dama en su misma situación, abofeteando a su osado
pretendiente y exclamando ofendida que no deseaba verlo nunca más. La fallida
pareja se separó enseguida, pero mientras Verónica retornaba a casa satisfecha
por haber actuado correctamente, no dejaba de admitir curiosa que habría sido
interesante entregarse a Juan al menos una noche.
Felicidades Vidal!! Realmente un premio muy merecedor.Abrazos!!
ResponderEliminarNada importante, pero le alegra el día a uno!!!!
EliminarMuchos besos!!!