viernes, 18 de noviembre de 2011

MOLOBO PARTE V

BUENOS VIERNES A TODOS!!!
AQUI TENEIS UN NUEVO EPISODIO DEL RELATO NUESTRO DE CADA SEMANA. TENGO EN PROYECTO EDITARLO JUNTO CON OTROS RELATOS DENTRO DE UNA ANTOLOGÍA. SI OS INTERESA CONSEGUIR EL LIBRO O LOS RELATOS POR SEPARADO, PODEIS CONTACTAR CONMIGO EN
HASTA EL PROXIMO VIERNES (SI NO HAY NOTICIAS ANTES)

aquélla mujer, al fin y al cabo sólo era una abuela, y yo había dudado de su cordura y de su credibilidad. Una vez en el coche me sentí un poco mejor y volví a casa.
-----------------
Cuando llegué había una camioneta aparcada frente a mi casa. Tenía tanto barro encima que no se podía afirmar de qué color era. A fecha de hoy aún no lo he averiguado, para ser sincero.
Un hombre con un ridículo sombrero de paja y ataviado con un peto que competía en limpieza con la camioneta estaba husmeando por la ventana del porche dentro de mi casa. De mediana edad, cincuenta y bastantes, mal afeitado y peor encarado.
- Buenos días, ¿puedo ayudarle en algo?
- ¿Es usted el nuevo inquilino de esta casa?
No hay cosa que más deteste que un entrometido que encima es descarado.
- ¿Y con quién tengo el honor de compartir esa información?
La cogió al vuelo. No era tan botarate como me había parecido en un primer momento.
- Lo siento, tiene razón. Estas no son maneras. Aquí no estamos acostumbrados a visitas y me temo que mis modales no están afinados. Me llamo Hebert Kelly, Herb, y vivo en la granja que hay dos kilómetros más arriba, supongo que habrá visto el camino que sale de la carretera cuando ha venido aquí.
- Yo soy Jim –le tendí la mano- y no soy el nuevo inquilino, sino el propietario. Me he mudado ayer. Perdone si he sido brusco, yo tampoco estoy aún adaptado al cambio de rutina. Quizá pueda usted ayudarme un poco, necesitaría encontrar un empleo, pero no sé dónde dirigirme y si usted supiera de algo… Pase y hablamos un rato si quiere.  Lo único que puedo ofrecerle de momento es una cerveza.
- Ahora no puedo quedarme, discúlpeme, tengo que volver al trabajo. Cultivo unas tierras al otro lado del río y las estamos desbrozando y abonando, mis hijos y yo, quiero decir, tengo mujer y dos hijos. Venga un día a comer y así podrá conocerlos. Para lo del trabajo acérquese a la oficina del sheriff. Tengo entendido que la vieja Srta. Jennings se va a jubilar y dejará libre su puesto de administrativo y telefonista. Tiene usted pinta de ratón de oficina más que de campesino, si me permite la observación. De todos modos, en caso de que necesite una mano con la casa o con lo que sea no dude en avisarnos. Por cierto, ¿vive usted solo o tiene familia?.
- Solo. No estoy casado ni tengo hijos.
- Si yo fuera usted me compraría un perro, el invierno es muy largo y hay veces que nos quedamos incomunicados por unos días. Y de paso, hágase con un arma. Ya sabe lo de las desapariciones y todo eso. Alguna vez hemos visto lobos e incluso algún oso cuando la comida escasea montaña arriba. Sea prudente y tenga en cuenta las opiniones de los nativos. Que tenga un buen día.
Ni siquiera me dio tiempo a preguntarle. Se subió a la camioneta y se marchó levantando una nube de polvo camino abajo. Tendría que indagar un poco lo de las “desapariciones”. Las gemelas me habían dicho que su amigo había desaparecido, no que hubiese “desapariciones”, aunque la abuela habló de muertes, en plural. La vida campera prometía ser más entretenida de lo que al principio había pensado. Al día siguiente iría a ver al sheriff para pedir el trabajo y ya de paso intentaría obtener algo más de información acerca de todo este asunto.
-----------------
Cuando me levanté dispuesto a hacer de Sherlock Holmes el sol ya estaba alto en el cielo. El campo me dabas ganas de dormir, yo que era más bien insomne. Desayuné muy tranquilamente, pero tuve que posponer mi incursión al pueblo porque

No hay comentarios:

Publicar un comentario