viernes, 7 de febrero de 2014

SOMBRAS (XIV)

   BUENOS VIERNES
   SEMANA TRANQUILA, SIN NOTICIAS NI NADA ESPECIAL QUE CONTAR. "JACK VUELVE" SIGUE HACIÉNDOSE MÁS Y MÁS GRANDE, ASÍ QUE SU FECHA DE ACABADO (DEL PRIMER BORRADOR) SE ATRASA UNA Y OTRA VEZ.
   TAMBIÉN CUENTA EL HECHO DE QUE VAYA ESCRIBIENDO ESTE "SOMBRAS" SEMANA A SEMANA, ASÍ COMO OTROS PROYECTOS, CONCURSOS NUEVOS Y OTROS PENDIENTES... CRUZARÉ LOS DEDOS, A VER SI LA PRÓXIMA SEMANA OS TRIGO BUENAS NOTICIAS.
   HASTA PRONTO. OS DEJO CON "SOMBRAS"..

Iba a darse la vuelta para seguir a su madre cuando reparó en un objeto que se hallaba en el suelo, exactamente en el lugar donde segundos antes aquel fantasma permanecía de pie. Estaba tan absorta en lo que el hombre decía que no había reparado en ello. Se agachó y lo tomó en la mano. Se trataba de un broche, un broche de mujer. Era una pieza de borde metálico dorado, con láminas de piedra engastadas. Poseía la forma de una mariposa, no de una bonita mariposa de colores sino una tosca, negra, con antenas gruesas y peludas. Sobre el tórax se veía un extraño dibujo que a Lorraine le trajo a la memoria una calavera. Las piedras oscuras refulgían bajo la luz que penetraba por la ventana arrancando destellos irisados a la joya. Algo en la memoria de la niña se encendió, no fue capaz de localizarlo en ese momento pero sabía que aquella mariposa no era una especie cualquiera, era una polilla a juzgar por su forma y sus antenas, pues lo había estudiado en clase de ciencias no mucho tiempo antes, pero no era eso lo que la inquietaba.
Acarició las alas con suavidad. Estaban frías como el hielo y un escalofrío sacudió su infantil cuerpo. Entonces supo que no era por el frío. No era una casualidad que la mariposa estuviera en sus manos. No pertenecía a su madre, jamás la había visto antes y si Susan la hubiera comprado recientemente se la habría mostrado, siempre lo hacía. El fantasma de aquel hombre era el que había depositado eso sobre el suelo, Lorraine tuvo la certeza de que así había sido. Y si lo había hecho era por algún motivo, quizás una advertencia, quizás por otra cosa que en aquel momento se le escapaba. La guardó en el bolsillo de sus pantalones y acudió a la cocina para tomar la merienda con su madre. Pasó el resto de la tarde con el pensamiento puesto en aquel hallazgo y en su significado. Si tan siquiera pudiera recordar el detalle de la polilla… Lo sentía bailar dentro de su cabeza, pero se negaba a salir del rincón donde se había ocultado. Realizó sus tareas escolares como cada tarde, cenó, se duchó y se fue a dormir, aunque tardó mucho en conciliar el sueño.

Despertó de súbito, sobresaltada, con la sensación de que había oído un golpe, aunque quizás lo había soñado. Permaneció inmóvil, a la expectativa, por si volvía a escucharlo. Quizás había sido su madre, pensó, que se había levantado para ir al cuarto de baño y había tropezado con algo en medio de la noche. Se esforzó por captar algún sonido proveniente de la habitación contigua pero al final se convenció de que simplemente lo había soñado, no se escuchaba nada. Dio media vuelta en la cama y se acurrucó entre las sábanas, abrazada a su Winnie de Pooh.
Apenas había tenido tiempo de hundirse en las profundidades del sueño cuando lo oyó, esta vez con claridad. Provenía de la planta inferior, sin duda. Un minuto después se repitió. Se trataba de un sonido familiar pero impropio en aquel momento. Lorraine podía jurar que lo que estaba oyendo eran los cajones de la cocina, el golpeteo que producían al cerrarse. Miró el despertador. Las tres de la madrugada. Era imposible que su madre estuviera en la cocina, y menos cerrando cajones y puertas con tan poco cuidado. El miedo se apoderó de ella. Obviamente, era Sarah o el hombre de por la tarde quien se dedicaba a trastear en la cocina, o quizás…
Entonces Lorraine reparó en un detalle. Algo inquietante teniendo en cuenta las circunstancias. Los fantasmas que había visto habían aparecido delante de sus ojos y le habían hablado, pero en ningún momento habían entrado en contacto con nada material. No habían tocado mueble u objeto alguno de la casa. Cierto que tras la última aparición había encontrado el broche, pero no había visto a aquel hombre ensangrentado con él en la mano, ni tampoco lo había depositado en su presencia. Ella había supuesto que había sido él quien lo había dejado en el suelo del cuarto de baño, pero solo por una sucesión temporal de hechos. También podía habérsele caído a su madre o haberlo traído otra persona. Se arropó hasta cubrirse la cabeza. Eso implicaba que alguien podía entrar y salir a su antojo de la casa, y quizás ese alguien se encontraba ahora mismo en la planta baja, haciendo sabe Dios qué.
Sopesó la posibilidad de despertar a su madre, pero en vista de las experiencias anteriores consideró que era una estupidez. Lo único que se ganaría era una buena reprimenda para nada, pero no era menos cierto que se sentiría más segura con ella al lado. Lo descartó, se dio cuenta de que si su madre estaba presente la aparición de turno se esfumaría y ella quedaría como una idiota. A fin de cuentas, ninguno de sus visitantes había mostrado ningún indicio de conducta violenta contra ella, excepto quizás lo que había ocurrido aquella noche, aunque Lorraine no podía recordarlo, era como si su mente lo hubiera borrado a conciencia. Encendió la lámpara de la mesilla. Tenía que averiguarlo por sí misma, de nada servía apelar a su madre. Se calzó las zapatillas y se puso la bata, hacía un frío endemoniado en la casa, si bien ella lo achacó a que la primavera aún o se había adueñado de su territorio.

Temblando de pies a cabeza, salió de su cuarto y descendió los peldaños con el mayor sigilo posible para no despertar a su madre.

4 comentarios:

  1. Hala!!! Y aquí nos plantamos. ¡Vaya, vaya! Ahora a esperar otra semana.
    Ves como hago bien en dejar pasar semanas para luego leérmelas de un tirón.
    Muy intrigante.
    Gracias por compartir.
    Un abrazo.

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  2. Buenísimo! !!
    Hasta el próximo capítulo! !
    Un beso.

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    1. Hola Kary!!! Celebro que te guste. Cuando acabe te lo paso completo. Besos

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  3. Gracias por leer, Ric!!! Esto es al gusto, unos prefieren un chupito cada semana y otros prefieren borrachera total, jaja.
    Un abrazo!

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