ESTO NO ES UN RELATO FANTÁSTICO DE TERROR, SINO UNA HISTORIA VERÍDICA ACAECIDA POR TIEMPO ATRÁS. ESPERO QUE LA DISFRUTÉIS. YO NO PUDE HACERLO.
Los verdaderos vampiros
Cuando la megafonía anuncia su número, entra en el box.
Mira a la enfermera, morena, joven, y le dice lo mismo que siempre en estas
ocasiones:
—Pínchame
con cariño, alguna vez me he mareado.
—Esto no
es anda, ni te vas a enterar.
Él ya es
mayorcito, ya lo sabe. Pero se anima cuando solo ve dos tubos preparados. En otras
ocasiones han llegado hasta cinco. Pan comido. Se sienta, tiende el brazo y
vuelve la cabeza. Algunas veces es mejor no saber.
Nota el
pinchazo. Empieza a distraerse, como de costumbre. En su cabeza tararea canciones,
piensa en cosas que tiene que hacer luego cuando termine, cualquier cosa es
buena para abstraerse de la situación. Ya lleva un buen rato con la mente en
África cuando la enfermera exclama:
—¡Ya1 ¿Ya
empieza a salir la sangre!
«¿Ya
empieza? ¡Pero si ha tenido tiempo de sacar catorce tubos!». En fin, paciencia,
ya queda poco y aún está bien, sin signos de malestar.
El tiempo
pasa, el repertorio de canciones para cantar se acaba. Como suele sacar la vena
humorística (además de la otra) se decide a preguntar.
—¿Qué?
¿Cómo va la cosa?
—Ahí vamos
—responde ella con aire resignado.
º«¿Ahí vamos? No me lo puedo creer. Llevo diez minutos o
más con el pincho puesto y dice que «Ahí vamos». Se vuelve y le espeta:
—¿Sabes lo
que te digo? Que he cambiado de idea. Sí que voy a marearme. Y va a ser ahora
mismo.
Ella
extrae la aguja rápido y le empuja hacia el sillón. De la nada aparece otra
enfermera y la ayuda. Él se rebela, ni siquiera le han dejado plantar el culo
en el asiento.
—Tranquilas,
que aún estoy aquí. Ya me pongo cómodo yo solito.
Se tumbe y
la enfermera comienza a abanicarle con una de esas bandejitas de cartón que
usan para depositar los tubos, la mariposa…
—Es que te
has puesto blanco.
—Si, suelo
ponerme blanco cuando me mareo, qué cosas ¿no?
—¡Y cómo
sudas!
—Es una
fea costumbre mía. Cuando me mareo, suelo cubrirme de sudor frío.
—Tranquilo,
esto es una cosa bastante común.
«Seguro
que sí, pedazo de pánfila. Pocos se te escaparán a ti», piensa él.
Unos minutos
más tarde, se siente con fuerzas para levantarse.
—No,
espera —dice ella—. Ahora te tengo que pinchar en el otro brazo. Me falta
sacarte un tubo.
Él se
vuelve. Le sale del alma:
—¿Lo estás
diciendo en serio o te estás quedando conmigo?
—Es en
serio. Como te has mareado solo he podido sacar un tubo.
—Me he
mareado porque has tardado una eternidad en sacarme la sangre.
—No es
culpa mía. Has movido un poco las espalda y se me fue la vena.
De ciencia
ficción. Esto es una película de ciencia ficción o hay una cámara oculta por
algún lado. Se tumba y le sacan el segundo tubo. Se levanta y va a coger la
chaqueta, el bolso y la carpeta, que le esperan pacientes en el suelo. Ella es
amable y se lo recoge.
—No tengas
prisa. Quédate ahí el rato que necesites, hasta que te hayas recuperado.
Él rehúsa
con un gesto de la mano.
—No, no.
Mejor me siento tranquilito en la sala de espera. Cuando me sienta con ánimos,
me voy.
Un rato
después, cruzo la calle y entro en la cafetería para tomarme un café con una
porra. Por primera vez en mi ya dilatada vida, no tengo ni ganas de comerme la
porra. Hasta cuando he llegado a casa me sigo sintiendo fatal. Con la de
personas fuertes que hay en el mundo y la de enfermeras competentes, hemos
tenido que coincidir los dos. ¡Porca miseria!
Así que ya
sabéis, si tenéis que ir a sacaros sangre al Hospital Príncipe de Asturias de
Alcalá de Henares y os toca un enfermera morena, de pelo largo, y os dice que
esto va a ser visto y no visto… ¡¡¡HUID, INSENSATOS!!!
Blanco sobre negro y por si fuera poco letra pequeña...no gracias. La verdad es que no entiendo si buscaís originalidad o qué, pero no os daís cuenta que este contraste es difícil y poco agrdable de leer por lo que mucha gente desiste.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por tu edificante comentario, anónimo. Y por dar la cara también.
ResponderEliminarLo que yo busco son lectores, no inspectores de hacienda.
El blog está blanco sobre negro precisamente por la sugerencia de una lectora que tuvo mejores modales que tú y solicitó un cambio que le facilitase la lectura.
Si no te agrada el contenido, no entres. Punto.
Un gusto leerte!
ResponderEliminarVoy en busca de Sombraaas ijiji.
Un beso.
Eso, eso. A por los fantasmas!!!!
EliminarUn abrazo!!!!
Una pequeña observación, Vidal, aparte del maleducado comentario. Creo que se te ha escapado por ahí un bolso, entre la chaqueta y la cartera y suena más a mujer que a hombre. Yo lo suprimiría, pero...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola!!! Yo es que llevo bolso. Un bolso de hombre, pero un bolso a fin de cuentas, jaja!
ResponderEliminarUn abrazo!!!!