viernes, 28 de septiembre de 2012

UN MILAGRO (I) Y ALGUNA NUEVA

   HOLA A TODOS!!
   ANTES DE NADA, OS INVITO A QUE ECHÉIS UN OJO A UN LIBRO CUYA PORTADA HE COLGADO A LA DERECHA. SE TRATA DE "NO TOCAR", UN COMPENDIO DE RELATOS DE TERROR QUE ESTÁN ESCRITOS POR LOS COLEGAS DE UN FORO LLAMADO "EL MULTIVERSO", DONDE SE LLEVAN A CABO TALLERES LITERARIOS, SE COMPARTEN CONCURSOS Y SE PROMUEVE LA AYUDA MUTUA PARA LA MEJORA EN ESTE INGRATO ARTE DE ESCRIBIR. LOS RELATOS SON GENIALES, SI A ALGUIEN LE TIRA ESTO DEL TERROR, NO OS LO PERDÁIS.
   YO, POR MI PARTE, SIGO COSECHANDO FRACASOS, ESTA SEMANA HA CAÍDO OTRO Y YA VAN... COMO A ESTO SE UNEN OTRAS CIRCUNSTANCIAS DESFAVORABLES, ME HA PODIDO LA DESGANA, DE MODO QUE OS TRAIGO UN RELATO FANTÁSTICO QUE ESCRIBÍ EN 1994 (Y PARECE QUE FUE AYER).
   ESPERO QUE OS GUSTE.
   HASTA PRONTO
 
UN MILAGRO.
 
No todo el mundo tiene una navidad feliz. De hecho, en algunos casos resultan muy desgraciadas, como en caso de Ángela, quien a sus veintinueve años creía  haber logrado todo lo necesario para ser feliz. Siempre se puede mejorar, pero ella miraba hacia el futuro con satisfacción. Es decir, hasta unas horas antes, cuando todo cambió de forma drástica y definitiva.
            En su habitación del hospital, Ángela empezaba a recuperar la consciencia lentamente, y con ella llegaban, uno tras otro, los recuerdos. Era el día 25 de diciembre, de madrugada. Lo sabía porque todo había sucedido cuando iban de camino a casa de sus padres a celebrar la Nochebuena. ¿Iban?. Claro, ella y su marido, Enrique, junto con su hijita Mayte, de dos años. ¿Qué habría sido de ellos?. Intentó incorporarse y pulsar el botón para llamar a la enfermera, pero no tenía fuerzas. Además, debían de haberle dado algo, porque tenía la cabeza hundida en brumas, no podía pensar rápido ni con claridad, como era habitual en ella. Por si fuera poco, tenía una pierna escayolada y en alto, colgada de uno de esos armazones metálicos, lo cual hacía cualquier intento de levantarse poco menos que imposible. Trató de gritar, pero ningún sonido salió de su garganta.
            Miró a su alrededor. La cama contigua estaba vacía. Por si fuera poco, ningún familiar ni conocido estaba allí velando su descanso ¿cómo era posible eso?. Ángela era enfermera y sabía perfectamente que en estos casos se permite a un familiar pasar la noche con el enfermo para hacerle compañía y avisar si surge alguna complicación. Quizás aún no había avisado a sus parientes, o no le había dado tiempo de llegar.
            El hecho es que estaba allí, completamente sola, sin posibilidad de llamar a la enfermera, de modo que tendría que esperar a que alguien entrara en la habitación. No es que se encontrara mal, la habían sedado fuertemente, pero la inquietud y la duda se habían instalado allí con ella. Si por lo menos tuviera un compañero de habitación…
            Haciendo un esfuerzo por controlarse, decidió que lo más sensato era tranquilizarse e intentar recuperar un poco las fuerzas y el control de sí misma hasta que la enfermera de guardia viniera a cambiarle la bolsa de suero, que colgaba impasible del gotero, allí de pie como su escolta personal. De modo que cerró los ojos para calmar el torbellino que asolaba su cabeza.
            En su mente  veía lo ocurrido como una película, una imagen detrás de la otra. Todo adquiría coherencia a medida que se despejaba, los detalles iban encajando en su sitio, completando la historia.
            Los padres de Ángela les habían llamado para que pasasen las Navidades con ellos, en su casa en el campo, y como los padres de Enrique habían muerto hace años, no tenían ningún otro compromiso, de manera que llegado el día prepararon las cosas y se fueron.
            Apenas si eran las ocho de la noche, y el viaje hasta la casa de sus padres era de una media hora, más o menos, aunque ellos calcularon que tardarían más pues había estado nevando los días anteriores y el pavimento estaba mojado, con lo cual tendrían que ir un poco más despacio. Además, en fechas así, uno nunca sabe qué le espera con el tráfico, por lo cual dijeron a sus padres que no estuvieran nerviosos, que ya llegarían.
            Cuando salieron, se sorprendieron de la tranquilidad que había en la calle. A pesar de vivir en una ciudad medianamente grande, durante los primeros diez minutos apenas si se cruzaron con tres o cuatro coches.

4 comentarios:

  1. Exactamente. No todo el mundo tiene una Navidad bonita. Es más, cada año hay más personas que se acuerdan de todos los títeres el día de Nochebuena...............
    Pero veremos lo que le pasó a Ángela............porque por lo que leí ,,,,,,,nada bueno..............
    ¡Ah, y no digas lo malo que te pasa, di lo bueno chico!!!!!!!!!!!!!. Que nos tienes así..............
    Un abrazo. de aquella manera

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  2. Ejem... Lo ideal sería tener todo el año bonito, porque la Navidad solo dura dos semanas.
    Por si te sirve de consuelo, este no es de los que normalmente pongo en el blog, así que... sorpresa!!!
    De todas formas ando muy desanimado, no esperéis UN MILAGRO, jejej
    Un abrazo

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  3. Pues si hay que hacer el MILAGRO...........se hace.............¡Otras cosas peores he visto yo!!!!!!!!!!!!
    ¡Tú, mucho ánimo!!!!!!!!.

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  4. ¿Y QUIÉN VA A HACER EL MILAGRO?¿EH?¿EH?
    Bueno, tiempo al tiempo, todo se andará, digo yo...
    Hasta pronto, besos.

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